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Este viernes a las 20 horas en la Parroquia “Nuestra Señora del Carmen”.

Ceremonia de consagración diaconal de Diego Areán y Alberto Segui.
Alberto Segui: “a veces cometemos un pecado grande: creer que nuestro pecado no tiene perdón de Dios. Olvidamos que Él es todopoderoso. Nos espera, nos ama y nos abraza en su amor”.

Este viernes una ceremonia especialísima habrá de vivirse en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen a las 20 horas, presidida por el Arzobispo de Bahía Blanca y el acompañamiento de los Sacerdotes locales: Diego Areán y Alberto Segui serán consagrados Diáconos.
“Llegó el momento tan esperado y estamos muy contentos por poder servir a la Iglesia de una forma más cercana, colaborar un poco más”, dijo Alberto Segui en diálogo con La Nueva Radio Suárez.
El último domingo realizaron la Profesión de Fe, donde se comprometieron “a cumplir y a transmitir lo que la Iglesia nos manda y nos enseña y a vivirlo en primer lugar. Lo hicimos ante la comunidad, refrendado por testigos y con nuestra firma estampada como compromiso de lo que habíamos comprometido”.
Sobre lo que implica el diaconado resumió que “indica en lo personal un cambio en algunas cosas de nuestras vidas. Y en general es una riqueza más que tiene la Iglesia. Hay gente que nos dice ‘qué bueno que la Iglesia se está abriendo’, pero hay que tomar en cuenta que los diáconos son tan antiguos como la Iglesia misma. Los apóstoles mismos nombran a los primeros diáconos para que les den una mano en los quehaceres. Lo que no puede hacer el sacerdote no lo va a hacer nadie, nosotros somos colaboradores, nada más. Podemos administrar algunos sacramentos como el bautismo, el matrimonio, acompañar movimientos en la parte espiritual, asesorar espiritualmente a las personas, bendiciones, exequias; pero lo que no hace el sacerdote no lo puede hacer nadie, como es consagrar, perdonar los pecados, unción de los enfermos. Por eso hay que seguir rezando para que haya más vocaciones religiosas. Dios sigue llamando, pero por ahí no escuchamos el llamado que Él nos hace”.
Rescató el futuro Diacono el apoyo de las esposas de quienes este viernes serán consagrados diáconos: “nosotros estamos acá porque ellas nos están acompañando. Nuestro primer llamado es al matrimonio. No podemos afectar nuestras relaciones matrimoniales y familiares por ejercer este diaconado. Se tiene que complementar muy bien esta nueva labor con nuestra familia. Y nuestras esposas son nuestro sostén, apoyo, las que nos acompañan en todo esto. Yo tengo que agradecer mucho el apoyo de mi esposa y de mis hijos. Debo agradecerle a Dios el acompañamiento que nuestras familias nos dan. También al Padre Diego, que respetó nuestros tiempos. Esto que elegimos es para toda la vida, si lo hacemos con compromiso y con fe. Vamos a ser diáconos toda la vida. Nuestros pastores nos acompañaron mucho en esto, respetando nuestros tiempos”.
Más adelante comentó que “es impresionante como Dios actúa en nuestras vidas, uno después puede decir sí o no, Dios nos va preparando en la vida para que nosotros podamos darnos cuenta para qué nos quiere. Jesús dice que hay que saber leer el signo de los tiempos. Hay que saber leer el signo de nuestro tiempo, de nuestra situación. Las cosas que nos pasan siempre pasan por algo, cosas lindas y feas, por algo nos suceden”.
“Todos estamos llamados a ser santos”, manifestó, para agregar que “el santo no es el que está en la estampita con cara de triste, sino que el que vive su cristianismo en forma alegre, porque lo siente a Jesús. La santidad la vamos a alcanzar cuando lleguemos al cielo, pero aquí estamos haciendo el camino. Por supuesto que lucho con mis errores, defectos. Es una lucha continua. Sabemos que todo esto no lo logramos por nuestros méritos, sino por los méritos de Jesucristo. Nosotros somos pecadores, limitados. Tratamos de hacer las cosas bien, pero siempre tenemos inclinación a caer en el pecado. Nos salvamos por la gracia de Dios. Yo tengo que descubrir que el amor de Dios es mucho más grande que mi pecado. La negación de Pedro y la traición de Judas. Los dos cometieron pecados muy grandes, pero Pedro reconoció el amor de Jesús en el perdón, Judas creyó que su pecado era más grande que Dios, porque pensó que no tenía perdón. A veces nos pasa y cometemos el pecado mucho más grave que eso, el pensar que nuestro pecado no tiene perdón de Dios, cuando Él es todopoderoso. Dios perdona. La conversión y la santidad la empezamos a ganar cuando nos sentimos amados por Él”.

 
 
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