Fue el primer Director de la Escuela Agropecuaria. Fue quien le imprimió el sello inicial, lo que dio impulso e identidad al establecimiento.
“El acto de inauguración fue el 14 de abril de 1975 en la Escuela Primaria Nº 1. Varios de los que estábamos allí están hoy presentes. En ese acto se cumplió un sueño, una ilusión, una utopía de todas las instituciones de Coronel Suárez que antes se habían unido para pedir la creación de una escuela agraria”.
“Allí estábamos los protagonistas de poner en marcha la obra. Allí estaban los primeros alumnos con sus padres, llenos de incertidumbre. Estaban los profesores, que empezaban a trabajar en una modalidad hasta ese momento desconocida para Coronel Suárez”.
“Allá estábamos con un papelito, una resolución que nos autorizaba a poner en marcha las actividades. Teníamos el apoyo local, pero la incertidumbre era grande, las dudas eran muchas. No había certezas de ningún tipo casi, todas eran expresiones de deseos. Aún teníamos en discusión cuál iba a ser el perfil de nuestros egresados, dado que todos opinaban y sobre todo las instituciones que habían pedido la Escuela Agropecuaria. Por lo tanto era necesario crear vínculos interpersonales de los representantes de las instituciones, los docentes, padres, alumnos y ponernos de acuerdo para definir ese perfil”.
Así nació la Escuela Agropecuaria, sin edificio, sin tierras, sin herramientas, sin transporte, “no teníamos nada”, recordó su primer Director.
Incluso indicó que no tenían personal de servicio, “hasta que llegó Teresita y José. Pedimos prestada un aula en la Escuela Nº 1, una chacra de una hectárea y parte de la chacra lindante al Basurero Municipal, cedida por la Comuna, para realizar las prácticas rurales. Las herramientas se las pedíamos a los chicos, a los propios alumnos y profesores que las traían de sus casas. Nos trasladábamos en los camiones volcadores que nos prestaba la Municipalidad. Todas estas carencias nos fueron fortaleciendo, cada pequeño logro nos llenaba de alegría, todo se fue superando con espíritu de colaboración, solidaridad y camaradería que se transformó en el espíritu propio de esta escuela”.
Así recordó el Ing. Anselmo Beder Graff los primeros años de este establecimiento educativo que tiene carácter propio, reconocimiento que supera la fronteras del Distrito y un hacer diario donde lo más importante son los alumnos, razón de ser de toda escuela. Con un presente muy auspicioso que dan razones más que suficientes para aplaudir este cumpleaños número cuarenta.