El sábado pasado, después de las 20:30 hs., los fieles se fueron concentrando en la explanada central de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen para participar de las ceremonias del Sábado de Gloria, que se inician con la bendición del cirio y el agua por parte del Párroco Diego Kessler, Diáconos y monaguillos, quienes conforman un cortejo que lentamente va ingresando al templo mayor de la ciudad de Coronel Suárez.
Bajo el pregón de “Esta es la luz de Cristo” comienza a iluminarse el templo a partir de las llamas de cada una de las velas que son portadas por la inmensa cantidad de fieles que asistió el sábado pasado a esta ceremonia que resulta tan sentida y que marca el comienzo de un nuevo tiempo para los Católicos en las vísperas del Domingo de Resurrección, culminando de esta manera la Semana Santa.
Se deja siempre por sentado que el Sábado Santo, denominado también como Sábado de Gloria, es el tercer día del Triduo Pascual, que concluye con las segundas vísperas del Domingo de Resurrección.
Es la conmemoración de Jesús en el sepulcro y su Descenso al Abismo. Mediante la Vigilia Pascual se celebra el triunfo de Jesucristo sobre la muerte.
Previamente fuera del templo y frente a una hoguera preparada, se enciende el fuego nuevo y el sacerdote graba en el cirio las iniciales de Cristo, incrusta 5 granos de inciensos que recuerdan la pasión y la gloria del salvador y se inciensa el cirio.
La Iglesia Católica también conmemora la Soledad de María, después de llevar al sepulcro a Cristo, quedando en compañía del Apóstol Juan. Pueden ser expuestas en la Iglesia, a la veneración de los fieles, la imagen de Cristo crucificado, o en el sepulcro, o descendiendo a los Infiernos, ya que ilustran el misterio del Sábado Santo.
Este es el día de espera litúrgica por excelencia, de espera silenciosa junto al sepulcro que se manifiesta no sólo en la ausencia de celebraciones o símbolos visibles en las iglesias: el altar está desnudo, las luces apagadas. Culmina con la Vigilia Pascual, celebración donde se recuerda el triunfo de la vida sobre la muerte, tal y como lo anunció Jesús a sus apóstoles antes de ingresar a Jerusalén.
Como ocurrió durante todas las ceremonias del Jueves Santo, con el lavatorio de los pies, el Viernes con el sentido Vía Crucis, Sábado de Gloria y la máxima conmemoración que ha sido el Domingo de Pascua, los fieles fueron concurriendo de manera masiva a cada una de las celebraciones y otras expresiones previas, como fueron las confesiones individuales y comunitarias y otros gestos de solidaridad y que este año incluyó la visita a los sietes templos de nuestra comunidad, una costumbre que volvió a recuperarse para Coronel Suárez en la mañana del Viernes Santo.
La ceremonia de ingreso lento a la Parroquia, que de a poco va cubriéndose de luz, el cirio encendido que va trasladando a toda la feligresía ese resplandor, forma parte de una postal cada vez mas significativa y profunda, es como encender el vigor de nuestros corazones a partir de la luz de Cristo.
El domingo, durante la misa radial que por 26 años de manera interrumpida la radio transmitió en directo, el Párroco Diego Kessler señaló que “este domingo de Pascua tiene la consistencia de un Jesucristo que ha resucitado, por que sin Cristo resucitado vana seria nuestra fe”.
Mas tarde hace un cronología de todos los sucesos vividos desde el Domingo de Ramos “donde queda la mayor certeza, una seguridad de que el Señor está vivo, entre nosotros, la que brota es otra cosa, Cristo sale y viene a cada uno de nosotros, por lo cual es necesario formular una relectura de todos nuestros acontecimientos, a la luz de la pascua para poder entenderla, a la luz de la resurrección, para interpretar nuestra vida llevando la cruz y cumpliendo con esos servicios que Jesús brindo en cada pasaje de esta Semana Santa que ha transcurrido”.