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Estuvieron en Coronel Suárez el Director y el Coordinador de la Fazenda de la Esperanza.

 

Convivencia, trabajo y espiritualidad, la base para que personas adictas opten por un cambio de vida.
En Coronel Suárez funciona el grupo Esperanza Viva que ayuda a hacer el nexo.
Se reúne cada jueves a las 20 horas en la Capilla de Fátima.

Estuvieron este martes en Coronel Suárez el Coordinador y el responsable de la Fazenda de la Esperanza, que funciona en la localidad de Carhué desde hace unos años, siendo esta una de las 100 “fazendas” destinadas a la recuperación de personas adictas que hay distribuidas por el mundo entero.
Martín Terrazo (Coordinador) y Víctor Bordón (responsable) hablaron con La Nueva Radio Suárez sobre el trabajo que vienen realizando, de lo que necesitan de manera solidaria de la gente y también sobre el funcionamiento de un grupo externo que está en Coronel Suárez desde el año pasado.
Víctor cuenta que es paraguayo, que se recuperó en la fazenda de Paraguay en el año 2010 y “desde esa vez decidimos donar nuestra vida, nos gustó el carisma y dije que esto es lo que quiero para mi vida. Estamos trabajando, ayudando a los chicos, así como alguna vez fuimos ayudados”. Hace 10 meses que está en la Fazenda de Carhué.
Por su parte Martín, que es de Montevideo, Uruguay, indica que hizo su proceso de recuperación durante el año 2009-2010, “ahora hace 4 meses que estoy en Carhué. Estoy dando una mano; mi señora está haciendo una experiencia en la fazenda femenina. Muchas personas que trabajan, ayudan o colaboran de distinta manera pueden no haber consumido droga nunca, pero deciden acompañar esto que es entregar y dar por el otro. Es increíble como esto se vuelve recíproco y se multiplica”.
Aclaran que “no se trata de ser creyentes para concurrir a este lugar. Las Fazendas están creadas por dos carismas, que son los focolares y franciscanos. Mucha gente no cree en Dios. El principal fundamento es hacer algo por el otro. Desde ahí te adaptas a este estilo de vida. Nosotros nunca hacemos hincapié en dejar la droga. Es para cambiar de vida y la consecuencia para hacerlo es dejar la droga”.
Víctor relata que “yo estuve en la Iglesia Evangélica, desde la cuna prácticamente. Conocí la Fazenda hace cinco años, después de tantas cosas que pasé en la vida. Cuando me propusieron ir a la Fazenda respondí que era un lugar de católicos. Mi mamá me dijo que si había probado de todo qué me costaba probar esto. Cuando llegué allí nadie me preguntó de qué religión era, a que iglesia pertenecía. Lo único que me dijeron era si quería cambiar de vida, dejar realmente la droga. Me preguntaron si estaba ahí por mí o por mi familia. Las Fazendas son lugares abiertos, no hay rejas, cercado eléctrico, no hay psiquiatra ni psicólogo y está siendo llevado por una persona que también tuvo su mismo problema. Muchas veces nos preguntan quiénes nos guían. Somos nosotros mismos que vivimos en comunidad. Ahora en esta Fazenda de Carhué somos 18. Nos preguntan ¿cómo consiguen vivir tranquilos si todos tuvieron el mismo problema de drogas? Y la respuesta es las ganas de querer cambiar”.
Indicaron que “para entrar a la Fazenda de la Esperanza hay que hacer una carta de puño y letra manifestando por qué querés entrar. Recibe el responsable, consulta con los coordinadores y vemos. Cuando les damos el sí vienen, les hacemos una entrevista y le informamos que sepa lo que es. En muchos casos esta labor la hace el grupo Esperanza Viva. Les hacemos ver que la Fazenda es para el que quiere empezar a vivir diferente. Que es un lugar abierto. Nosotros tenemos convivencia, trabajo y espiritualidad. En esos tres aspectos basamos la recuperación”.
Más adelante indican que “con el tiempo me pude dar cuenta que el amor verdadero es actitud. Cuando empezamos a salir de nuestro egoísmo, nuestro orgullo, empezamos a demostrar de una forma concreta, con actos hacia nuestros seres queridos. En la Fazenda, en el proceso de un año, vivimos día a día pequeñas cosas, diferentes, que nos ayudan a producir un cambio en nuestras vidas. Descubrimos que muchas veces con una cerveza o un porro lo que pretendimos fue llenar un vacío que a veces no sabemos cómo tratar. Para dar un ejemplo, dentro de la Fazenda fui haciendo pequeñas cosas, como por ejemplo lavar la ropa por un hermano”, así Víctor relata lo que aprendió de manera práctica las implicancias de “Amar a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo”.
En Coronel Suárez funciona desde el año pasado el grupo Esperanza Viva. Cada jueves se reúne en la Capilla de Fátima a las 20 horas.
Por otra parte están solicitando a quien quiera donar alimentos no perecederos, dinero o cualquier otro elemento que puede ser utilizado en esta Fazenda comunicarse a los teléfonos 02923 15 560158 (Víctor) o al 02926 15 450166 (Verónica, del grupo Esperanza Viva).

 
 
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