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Testimonios duros y realistas.

 

Hablaron los trabajadores despedidos del microemprendimiento de Rodrigo Suzik de calle Mitre 1851.
Conferencia de prensa convocada por la Delegada del Gremio UTICRA.
“Se estaba produciendo de manera normal. Día por medio llegaban los bolsones, nunca notamos disminución de producción, siempre nos pedían producción. Hacíamos zapatos que requerían muchas operaciones y la mayoría de los trabajadores hacíamos dos operaciones o más. Personal que faltaba no era reemplazado, había que hacer más de una operación para poder cumplir con los compromisos de producción”, relataron.

El jueves por la mañana, en la sede del gremio UTICRA, que reúne a todos los microemprendimientos de aparado de calzado, se llevó a cabo una conferencia de prensa que encabezó Mariela Holzmann, en su carácter de Delegada Gremial, acompañada por 11 de los 12 trabajadores del microemprendimiento de Rodrigo Suzik, que el miércoles, primer día hábil de esta semana, cerró sus puertas y envió un telegrama de despido a sus empleados.
La situación no deja de llamar la atención, porque no faltaba trabajo por parte de la empresa de Haedo, que encomendaba a la producción local el aparado de calzado, esto es la fabricación de las capelladas.
Lo que faltaba desde hacía meses, y era evidente para los trabajadores, era el compromiso del empleador, Rodrigo Suzik, que no arreglaba las maquinas que se rompían, esto lo hacían los propios trabajadores, y aparecía muy de vez en cuando en el taller textil, sólo cuando la situación y el reclamo era insostenible por parte de los trabajadores que buscaban conocer fechas o plazos en el que iban a recibir el pago de sus salarios.
La situación en este taller textil ubicado en calle Mitre 1851 de Coronel Suárez llegó a su extremo en las últimas semanas.
Los trabajadores, con antigüedades en la empresa desde los 3 a los 10, 11 años, según los casos, solicitaban el pago del medio aguinaldo de diciembre y de la cifra no remunerativa que debió abonarse en febrero.
Las respuestas despectivas por parte del empleador, y por supuesto el no cobro de lo que les correspondía, llevó la situación al límite.
El viernes hicieron un paro de actividades; medió la Delegación Regional del Ministerio de Trabajo, Delegación Coronel Suárez, que estableció para el miércoles de esta semana una audiencia de partes, en la sede de la Delegación a las 9 de la mañana.
Antes que la misma se produjera llegó al organismo un representante legal de Rodrigo Suzik y comunicó que se había enviado telegrama de despido a todos los trabajadores.
Ese día, a la hora respectiva, cuando los trabajadores llegaron a cumplir con su tarea, y esperando la audiencia en la Delegación de Trabajo, se encontraron con que las puertas estaban cerradas con candado y no aparecía ni el empleador ni las dos supervisoras.
Mirar a través de un ventiluz y tomar algunas fotos les confirmó los temores: durante el fin de semana largo se había producido un vaciamiento. Se llevaron máquinas, la producción que estaba lista para trabajar el día lunes y otras máquinas quedaron apiladas, en evidente muestra que no alcanzaron a llevárselas del lugar.
Escuchar el relato de los trabajadores, que lo que pretenden es seguir trabajando y cobrar como corresponde en tiempo y forma por la labor que realizan como cualquier trabajador a lo largo y ancho de cualquier país, pone de cara con el subempleo que muchas veces no se ve en las estadísticas, pero que son una realidad.
“Se estaba produciendo de manera normal”, dijeron los trabajadores despedidos.
“Día por medio llegaban los bolsones, nunca notamos disminución de producción, siempre nos pedían producción. Hacíamos zapatos que requerían muchas operaciones y la mayoría de los trabajadores hacíamos dos operaciones o más. Personal que faltaba no era reemplazado, había que hacer más de una operación para poder cumplir con los compromisos de producción”, relataron.
“El miércoles cuando llegamos a las 6 de la mañana tuvimos que esperar en la vereda. Ni siquiera nos habían abierto el portón principal para ingresar al lugar. Las dos supervisoras que teníamos tampoco aparecieron. Tenemos gente que nos dijeron que hubo movimientos. A las 6:30 hs. llamamos a Mariela, nos recomendó dirigirnos al Ministerio, fuimos a las 7:30 hs., el Dr. Frers no se encontraba, nos dijeron que volviéramos entre 8:30 y 9 de la mañana. Cuando volvimos a las 9 hs. Frers nos sorprendió diciendo si nosotros éramos los trabajadores despedidos. Nos informó que minutos antes le habían entregado un escrito diciendo que el personal estaba despedido. Sin motivo alguno. Volvimos al lugar, les informamos a los compañeros. Después pudimos ver que faltaban máquinas. Tomamos fotos a través de un ventiluz y vimos que la línea estaba desmantelada y que había máquinas preparadas para llevarse. Tampoco estaba la producción que habíamos dejado preparada para hacer”.
“La respuesta que teníamos de nuestro patrón es que el no tenía dinero y que si queríamos nos daba la llave, que nos hiciéramos cargo del trabajo. Esa era su respuesta las veces que necesitábamos que nos venga a dar una información en torno a cómo iba a ser el pago, si esto iba a seguir o no. Nos decía ‘esto a mí no me interesa, si quieren se las arreglan ustedes’. Incluso nos dijo que él no cerraba porque nos tenía que dar de comer a nosotros. Si a él no le servimos a nosotros tampoco nos servía la manera de pago que tenía. Se manejaba con mucha prepotencia. Máquina que se rompía la teníamos que arreglar nosotros, en algunos casos con ayuda de algunas de las supervisoras. Éramos responsables, cuando no teníamos ninguna obligación de arreglar nuestras máquinas. Así se trabajó siempre en ese taller. Si la máquina andaba mal nosotros éramos los inútiles… pero el taller siguió hasta ahora porque nos pusimos todos los compañeros de acuerdo”.
Y al finalizar la conferencia surgió una reflexión hacia la comunidad de parte de los trabajadores, toda vez que Rodrigo Suzik es instructor de tiro para la Escuela de Policía que funciona en Pueblo San José.
“Esta clase de persona es quien está a cargo de enseñar a los chicos de la Policía. Entendemos que no tiene nada que ver con nosotros, Policía con calzado, pero queremos que los chicos que se están formando sepan quién es la persona que les está enseñando. Es una persona irresponsable, con una falta de moral total. Es esa la persona que les está enseñando a los nuevos Policías que vamos a tener”.

 
 
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