El sábado pasado en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, después del oficio religioso, se montó una obra de teatro basada en los textos de Thomas Eliot y una adaptación especial de Andrés Schmidt que contó con la participación especial de Ángel Schamberger, Silvina Díaz, Lucia Duckart, Ramón De Lusarreta y otros referentes de la Iglesia que dieron vida a un fluido dialogo muy motivador preparándonos para la Cuaresma.
Para ello se contó con el aporte de la empresa de sonido Maxon de Leandro Thomas ya que la fidelidad del sistema técnico dependía el buen entendimiento de cada uno de los parlamentos que estaban a cargo de dirigentes e integrantes de los movimientos parroquiales quienes centralizan la atención de los espectadores que colmaron la parroquia para seguir atentamente el desarrollo de la presentación teatral leída por el numeroso grupo de interpretes quienes en el final dieron paso a los integrantes de la Escuela de Música encabezados por su director.
Los efectos de sonido, música acorde y la iluminación creo el ambiente perfecto para el clima fuera mas acogedor e intimista con lo cual se logro la mayor atención del público que colmó el templo para presenciar un acto inédito, nunca visto por lo menos en el ámbito parroquial resultado una experiencia conmovedora sobre todo viviendo este tiempo de cuaresma a casi un mes de la Semana Santa como adecuada formula para la preparación espiritual.
El autor de “Los Coros de la Roca” Thomas S. Eliot, es un dramaturgo de los Estados Unidos nacido a fines de 1800 que expone dudas y controversias con la fe, planteadas desde el mundo moderno, donde los diálogos que interactúan con un coro van fijando los conceptos en medio de un mundo indiferente que siempre dice que el problema no es mío, se cierra en el individualismo y se abre el interrogante del “sálvese quien pueda”.
“Los Coros de la Roca” es una puesta en escena del famoso poeta y dramaturgo anglo-estadounidense, premio Nobel de Literatura en 1948, y cobra actualidad ya que el Papa Francisco cita un fragmento de ella en el número 55 de su Encíclica Lumen Fidei.
“Esta obra teatral es la crónica idealista y no ideológica de la situación actual de la fe de la Iglesia y de la modernidad. Y, más aún, es la crónica de lo que es el contenido real del acontecimiento cristiano, lo que puede ayudar a los cristianos modernos a ‘examinar su propia fe’” (San Pablo, 2 Cor 3,15)”.
Un atento auditorio siguió de cerca cada uno de los testimonios en el marco de una presentación teatral leída y acompañada por música, tornándose en definitiva en una herramienta muy importante a modo de preparación en esta época de Cuaresma, cuando vamos camino a descubrir una vez más uno de los grandes misterios de la religión, como es Pascua y la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo, por lo cual se reiteró que, como señalaba San Juan Pablo II, “el misterio del hombre solo se puede entender a través de Jesucristo”.
El sábado pudimos apreciar la crónica realista y no ideológica de la situación actual de la fe de la Iglesia y de la modernidad. La Piedra es la Iglesia, la de la Tradición, la fe sana que da un juicio sobre la modernidad y sobre los mismos cristianos modernos.
Es la modernidad del hombre pre-ocupado, es decir, que se afana en conseguir gloria en cualquier aspecto de la existencia (intelectual, social, político); es la modernidad del hombre lobo del otro hombre, del hombre que ya no trabaja-con el otro hombre sino en-contra del otro hombre; es la modernidad que tiene su dios en el progreso y que por eso considera el acontecimiento de Cristo como algo del pasado, no moderno, superado, bueno sólo para los campesinos analfabetos del campo, pero no para los hombres ilustrados, llenos de saberes que sin embargo son virtuales, ficticios, vacíos de realidad y de relación con el otro hombre.
Los Coros de la Roca son además la crónica de la situación de los cristianos modernos juzgados por la Piedra que es la Iglesia de la Tradición que viene de Cristo.
Cristianos modernos que ya no son perseguidos pues se han hecho desfigurar a imagen y semejanza de la mentalidad dominante y que por eso son iguales a todos los hombres en el modo de pensar, de actuar, de usar el dinero, de pensar en el futuro, etc.; cristianos que son como serpientes que toman el sol en las escaleras de la iglesia, es decir, cristianos acostumbrados, sin ser movilizados por el acontecimiento de Cristo y que por eso son insignificantes, han perdido el sabor como la sal que si pierde su sabor sirve sólo para el fuego; cristianos modernos cuya fe consiste sólo en llenar el vacío de su existencia con la nada de falsos misticismos introspectivos.
Cristiano cuya fe es sólo teatro, parodia, engaño. Cristianos modernos cuya fe ya no es una bella amistad cristiana, una bella comunión, una bella ciudad y sociedad, cuya fe no es una sociedad con Jesús vivida cotidianamente con los otros hombres encontrados por Cristo.
Finalmente, los Coros de la Roca son la crónica de lo que es el contenido real del acontecimiento cristiano: el cristianismo no es una religión, un “éxtasis sin carne”, una fuga del mundo, una toma de conciencia introspectiva de verdades y valores morales cristianos; el cristianismo es Cristo, un acontecimiento jurídico-económico, pues Cristo que es Dios que entra en la historia, engendra con los hombres que encuentra una relación nueva, una ciudad nueva, una economía nueva por los beneficios recíprocos que Cristo genera, una historia nueva en la misma historia que viven los demás hombres, una historia distinta, incomparable, y que por eso no está en contra de nadie y que sólo quiere que todos los hombres puedan encontrarla.