Gabriel Maisonnave es Licenciado en Relaciones Exteriores, egresado de la Universidad de El Salvador.
En el mes de mayo estará de visita en Estados Unidos invitado por el Distrito Rotario, en el que hizo intercambio siendo adolescente, para contar cómo ha desarrollado su vida en todos estos años y cuánto lo marcó esa experiencia.
En el mes de agosto estará partiendo a Estados Unidos nuevamente para empezar a cursar una maestría en la Universidad de Carolina de Norte, con la beca lograda a través del Rotary Coronel Suárez con Rotary Internacional, una beca denominada “Rotary Pro Paz”.
Cuando empezó la Facultad tenía un objetivo específico: lograr la beca que finalmente le aprobaron a principios de este año 2015.
Analiza que “mirando en retrospectiva esta experiencia que viví a los 17 años cuando egresé de la secundaria, que me permitió ir de intercambio de estudios a Arizona, a la zona del Gran Cañón, el conocer a chicos de otros países y ver la posibilidad de la coexistencia pacífica, fue lo que impulsó a estudiar luego relaciones internacionales, interesarme en todo lo que es transformación de conflictos y el estudio para la paz. Mirando hacia atrás si no hubiera sido por este intercambio probablemente me hubiera dedicado a otra cosa”.
Como ya está dicho Gabriel ha sido seleccionado como becario Pro Paz de la Fundación Rotaria Internacional.
Son más o menos cincuenta jóvenes en todo el mundo que van a realizar estudios de pos grado en el campo relacionado con la paz o con la resolución de conflictos. Son cinco centros que hay para esto en todo el mundo.
Esta beca lo que requiere es tener experiencia en resolución de conflicto, por eso Gabriel Maisonnave comenzó a trabajar desde el primer año de la universidad en este tema.
“Ingresé en una organización internacional llamada Aiesec, en Capital, que se encarga del desarrollo de liderazgo en estudiantes universitarios. Trabajé en buscar jóvenes que quisieran llevar a cabo una experiencia de voluntariado en el exterior, como forma de realizar lo mismo que había hecho el Rotary por mí cuando tenía 17 años. Estuve trabajando ahí tres años, primero en Buenos Aires, después fundamos la oficina en La Plata con otros cinco amigos, luego trabajé a nivel regional en todo lo que fuera intercambios. Luego trabajé en Turquía, siempre tratando de buscar estas experiencias para aplicar a la beca Pro Paz, cuando terminara”.
La experiencia en Turquía fue particular y lo condujo a una definición en torno a lo que no quería hacer jamás en su vida: trabajar para una empresa privada.
Fue en marzo del 2012 cuando la guerra civil en Siria no estaba todavía en su punto más álgido. Estuvo trabajando en Gaziantep, a 100 kms. de la frontera con Turquía, “con lo cual se veía mucho campo de refugiados y demás. Yo estaba trabajando en una empresa y hacía la parte de comercio exterior, ampliando el mercado latinoamericano. Fue un contraste muy loco: estaba en una empresa, vivía bien, sin embargo veía todos los días esa otra realidad. Ahí fue cuando me decidí que el sector privado no me interesaba para nada y quería trabajar en una fundación, haciendo algo por las personas que tenían que dejar sus casas para ir hacia un campamento de refugiados, en una realidad muy dura”.
Así, luego de seis meses de trabajo, se fue a Estados Unidos. Trabajaba medio día en un hotel para sostenerse, vivía en el sótano del hotel y el otro medio día donaba su trabajo a una ONG –Search For Common Ground-, ubicada en Washington, dedicada a transformar las situaciones de conflicto a través de los medios de comunicación.
“Me sentí mucho mejor esos tres meses que estuve trabajando con esta ONG que los seis meses que estuve trabajando para una empresa, porque sentía que realmente hacía algo que valía la pena. Sentí que esto era la mío, trabajar para cambiar algo”.
Gabriel habla, luego de todas estas experiencias y la formación que hasta aquí ha conseguido, que es posible transformar los conflictos.
“Siempre hablo de transformación y no de resolución. La resolución de conflictos se consigue muchas veces con la firma de un tratado, cuando en realidad el conflicto sigue quedando latente. Con la transformación lo que se busca es cambiar a las personas, usando ese conflicto de manera constructiva. Los medios de comunicación juegan en esto un papel importantísimo. Hoy en día llegan a todo el mundo a través de una radio o la televisión. Cómo comunicamos las cosas importa muchísimo”.
Por supuesto que habló de nuestro país.
Dice que “si los 40 millones de argentinos pensáramos de la misma manera estaríamos en un gran problema. Y cuando se habla de grieta entre unos y otros en realidad hay un error de concepto, la grieta no es tal; hay allí muchas personas dispuestas a dialogar, a acercar, a hacer posible la transformación de un conflicto en una nueva construcción que acerque posiciones” explica este joven suarense, hijo de Alicia Maisonnave, y que con su visión tan amplia nos acerca un poco mas a la realidad del mundo.