El año pasado movilizaron a un grupo de compañeros de estudio para dejar plasmadas dos espectaculares intervenciones en las cabeceras de galpones del ferrocarril que son un recreo para la vista para quienes circulen por las avenidas Casey o 12 de Octubre de la ciudad, o caminen por la pista de la salud.
Desde hace unos meses a esta parte otros muchos murales empezaron a aparecer en diferentes puntos de la ciudad, transformando paredes grises, gastadas, llenas de humedad producto del paso del tiempo en coloridas expresiones artísticas.
Así puede observarse –y disfrutarse- las pinturas que hay en la esquina de Alberdi y Sargento Cabral, en la plaza de la zona de Conturbi norte, por citar sólo algunos de los lugares.
Mientras esto iba sucediendo y a raíz de lo que pintaron en los galpones del ferrocarril, bajo los auspicios y coordinación de Isidoro Espacio de Arte, recibieron la propuesta del Instituto Cultural de la Municipalidad de Coronel Suárez para llevar a cabo durante el mes de enero un taller de Muralismo.
Así desde mediados de enero hasta la fecha Sofía Owen e Ignacio Díaz, fueron los docentes que condujeron a alrededor de 15 personas de todas las edades, en el arte de la pintura en murales.
Consultados por La Nueva Radio Suárez, hablaron de los cuatro murales que quedaron pintados en este fin de semana largo, en la que ellos fueron guía y conducción.
Las obras quedaron plasmadas en la Plazoleta General San Martín, en la plazoleta Emilio Forte, el castillo en la Plaza Tambor de Tacuarí, y en la calle Plumerillo, casi esquina Balcarce.
“Tratamos de mostrar lo que implica en arte en murales, haciéndolos trabajar, llevando a cabo diferentes producciones. Todos alguna vez habían pintado, no murales, pero si hacían dibujos y otras producciones en diferentes soportes. Mediante la práctica se aprende mucho más directo que en teoría. Las clases fueron ejercicios de dibujo a gran escala, armar un pequeño mural sobre tela. Ahí iban viendo como quedaban los colores, las proporciones y demás. Luego se armaron estas producciones que primero se bocetaron antes de ir a concretar cada uno de los murales. Implica trabajar en grupo. Es dejar el yo de lado, borrarlo. Si uno cree que es beneficioso, se habla, pero no se impone a los otros, donde todo se discute”, explicaron los dos jóvenes consultados.
Sobre lo que implica el arte plasmado en un mural, dejaron este concepto: “el mural es algo que busca impactar desde lejos, pero también puede verse de cerca y tener otro diálogo con el observador. Es una intervención urbana, que pertenece al artista mientras está en proceso de elaboración, y una vez que se concluye de pintar es de todos. De todo el que la ve, el que pasa. No es más del autor. Eso es lo que tiene de bueno el mural, al estar de la calle es de todos. Es cercano a la gente y directo”.
De la mano de estos artistas, y de lo que ellos han motorizado, contagiando su arte a otros, al ciudad está pintada con diferentes murales que encuentra a medida que circula por sus calles, sus plazas, sus diferentes rincones.