La producción apícola este año venía muy bien. Con una primavera muy lluviosa, los campos de toda la zona estaban rebosantes de suculentas flores para que las abejas produjeran miel.
Pero algo sucedió: la presencia de la chinche diminuta del girasol, que obligó a los productores a hacer fumigaciones aéreas en la mayor parte de los lotes, lo que produjo una afectación en las abejas.
Consultado Ricardo Wainmayer, de la Comisión de Apicultura, indicó que “esto ha sido una de las causas de los problemas de este año. Veníamos con una de las mejores primaveras de los últimos años, que después se complicó con la falta de lluvias de noviembre, diciembre y principio de enero. Después apareció este tema del insecto en el girasol y las fumigaciones que han diezmado las colmenas. Este es un momento en que se necesita tener muchas abejas para recolectar el néctar de las flores para producir la miel, y las fumigadas hicieron estragos las colmenas. Muchas se han quedado vacías, sin abejas. Estamos muy preocupados. Encima están tirando con remedios bastante fuertes, por lo que afecta mucho a la abeja y seguramente va a afectar al desarrollo de la colmena todo el año”.
“Ahora se mató a la abeja pecoreadora, que es la que sale al campo, pero parte de ese veneno ingresa a la colmena con la abeja que llega viva y después puede resultar en el invierno mayor mortandad, que podría llegar hasta un 20 ó 30% de la población de cada colmena”.