Corría septiembre de 2012 y Cristina Kirchner se encontraba en los Estados Unidos. El jueves 27 asistió a la Universidad de Georgetown, donde accedió a someterse a preguntas de estudiantes, una práctica que en la Argentina evita. Uno de ellos le consultó, precisamente, por qué no daba conferencias de prensa. Plagada de críticas al periodismo vernáculo, su respuesta terminó con un entredicho con los cronistas acreditados en la Casa Rosada.
Aquella intervención tuvo a la prensa y los medios de comunicación como un blanco secundario de sus cuestionamientos. Su objetivo cardinal estuvo puesto en desestimar los reportes que ubicaban a la inflación por encima del 25%. Frente al auditorio, desacreditó las mediciones de las consultoras privadas y volvió a arremeter contra el FMI.
"Si los números de la inflación realmente fueran del 25% o 26%, el país estallaría por los aires, no podríamos sostener el crecimiento", afirmó, al alegar que las empresas no podían defender ante la Justicia los métodos que utilizaban para relevar el alza de precios.
La mandataria defendió entonces los cálculos del Indec al sostener que sus estadísticas eran "científicas y profesionales". En medio del discurso, miró al estudiante que la había consultado al respecto y le espetó: "Seguramente esta información no te llegó".
Por aquellos días, el Indec estaba en la mira del Fondo Monetario, que le reclamaba mejorar la calidad de sus estadísticas. Sin autocrítica, el organismo dio más tarde algunos pasos para responder ese pedido. Este viernes, el instituto reconoció una inflación de 23,9% durante 2014. Fue la tasa más alta en 12 años.
Fuente: Infobae.