Faltaban diez minutos para las 7 de la mañana del domingo, cuando recién se acallaba el impresionante sonido que se escucho durante toda la madrugada desde diversos sectores de la ciudad, no solo de las proximidades del boliche bailable Cool, sino hasta el mismo domicilio del propio Intendente Municipal mientras los móviles policiales debieron concurrir ante los insistentes reclamos de la gente que no podía conciliar el sueño, ni el descanso por el gran alboroto que causo la fiesta organizada al aire libre en los patios de acceso al local comercial mencionado a escasos metros de la calle.
Las quejas se repitieron a través de los mensajes en el contestador telefónico de la radio, las fuerzas policiales actuaron, pero con una autoridad limitada, ya que la hipotética directiva, creemos que fue verbal, se había ordenado desde algún despacho Municipal autorizando la movida, razón por la cual el propio jefe comunal analizaba los fundamentos y de comprobarse la orden, que medidas de prevención se habían adoptado, independientemente de la invasión del insoportable sonido que se extendió con altos decibles por toda la ciudad, ya que la cuestión de fondo, arranca desde la desconcentración, con peleas callejeras, grupo de jóvenes que se tornan imposible contenerlos, que no respetan el alerta de las autoridades policiales, cuando se crean condiciones para caminar prácticamente por el filo de la navaja.
Sanciones se aplicaron por ejemplo en la madrugada del 25, pero las mismas fuentes policiales, señalan, que las recaudaciones, son de tal valor mínimo que fácilmente pueden abonar una multa de 10 mil pesos y después todo sigue igual.
En consecuencia poco podrá hacer la “Mesa de la Nocturnidad” si las ordenes son tan contradictorias, ya que si se autoriza a uno, después se compensa a otros y las consecuencias están a la vista donde por ahora se enciende una luz de alerta, que de agudizarse, se corre el riesgo de asumir consecuencias mucho mas graves, mas allá de los varios esguinces de tobillo que se originaron el 25 en el Pueblo San José donde debió transitarse por terrenos hostiles que horas previas vieron el paso de un tractor amarillo, ya que se presumen riesgos mayores.
La violencia esta instalada agravada por el alcohol y otras sustancias, que pueden llevar a lamentar consecuencias graves y encima sin una política de prevención con intervenciones municipales de organismos cruzados sin coordinar y de acuerdo con las directivas superiores, es decir casi el resultado de una interna Municipal.
El Intendente Fuentes Lema, en la misma mañana del domingo, se interiorizo del tema teniendo prevista una reunión de emergencia, ya que evidentemente, las pautas de trabajo emanadas de la superioridad, no encuentran el eco favorable por lo que hasta obligo al Jefe comunal en repetidas oportunidades actuar personalmente, buscar los vigiladores nocturnos, trasladarse a la comisaría y hasta apersonarse a otro local nocturno del centro respondiendo a las reiteradas quejas de los vecinos a su teléfono particular.
No duerme la ciudad y menos el propio Intendente, que se mueve por aguas turbulentas por lo cual el fin de año, se presenta descontrolado y preocupante ya que finalmente las consecuencias después será para el vecindario, a pesar del costo político que la situación crea.
Un costo político que lo asumirá ¿Quién?.