Acaba de jubilarse, luego de 39 años de servicio, en la empresa EDES y está preparando el informe final para el traspaso de libros como Secretario Adjunto del Sindicato de Luz y Fuerza, en un acto que tendrá lugar dentro de la Comisión Directiva del gremio este próximo viernes.
Cuenta que ingresó a la empresa “muy jovencito. Cuando entré tenía 17 años solamente, de forma provisoria, porque hasta los 18 no se podía ingresar en forma efectiva. Cuando cumplí la edad quedé efectivo; transcurrieron los años, llegó el 1ero de agosto de este año y me acogí a los beneficios jubilatorios”.
Aunque confiesa que se emocionó pocas veces en la vida hasta las lágrimas, y una fue el sábado pasado, cuando en Huanguelén, en la cena del gremio, le hicieron un reconocimiento y dice que ahora que está haciendo el informe final, para entregar en el gremio toda la documentación y dejar su cargo de Adjunto, una duda o interrogante sobre el después le atenaza el corazón; se confiesa “cansado después de tantos años de trabajo. También creo que hay que dejarle lugar a los jóvenes porque mientras sigamos nosotros las incorporaciones no se dan”.
Sobre los cambios en la forma de trabajo en todos estos años indica que “cambió muchísimo. No solo se trata de la aplicación de tecnología, sino en cuanto a la seguridad laboral. En el transcurso de 39 años, desde el punto de vista tecnológico, con un crecimiento sostenido de Coronel Suárez, ha cambiado mucho. Eso obliga a que uno se tenga que ir actualizando laboralmente. En lo que se refiere a la seguridad también se ha mejorado mucho. Hoy si se produce un accidente es por falla humana”.
Con una mirada objetivamente crítica, evalúa la empresa eléctrica hoy: “en algún aspecto, con la privatización, la empresa cambio para bien en cuanto al mejoramiento del servicio, porque sabemos que al Estado por ahí le cuesta más hacer algunas inversiones. Pero cambió para mal en cuanto a la relación con el cliente. Antes teníamos una relación más personalizada, más humana. Se cortaba la luz, la gente llamaba directamente, hablaba con la guardia o se encontraba con el personal de calle, le hacía el pedido y concurría el personal a hacer la reparación. Hoy se habla con un call center, debiendo pasar el número de NIS, y hay que tomar en cuenta que muchas personas adultas no saben buscar este número, no tienen a mano la factura, les cuesta identificar este código, en fin, cambió la forma de atención. Ahora el vecino se queda sin luz y no tiene la seguridad cuándo se la van a reponer. Antes venía a la guardia y a los pocos minutos tenía otra vez el servicio”.
Ricardo Vázquez, despidiéndose de la actividad en la que estuvo por casi 40 años.
Por estas horas será objeto de reiterados reconocimientos de sus compañeros de trabajo y del Sindicato en el cual hasta ahora secunda a un gran Secretario como es “Poty” García.