María José Hirschfeld y Graciela Baudry son enfermeras del Hogar de Ancianos Domingo Goñi.
Consultadas en torno a lo que les representa cumplir su vocación en el lugar que se ocupa de la atención de la gente de la tercera edad, indican que “para nosotras es muy especial. Estar acá implica que te tiene que gustar la profesión y el trabajo que aquí realizamos todos los días. No es fácil, es una tarea que llevamos a cabo a diario con personas que están desde que nosotros ingresamos. Forman parte de nuestra familia, es difícil separar los sentimientos de lo que es el trabajo. Son ocho horas diarias, todos los días, y se comparten alegrías, tristezas, enfermedades, logros, dolores”.
Agregan las enfermeras que “esto es como una familia grande. Ellos llegan, uno los recibe, tratando de darles lo mejor como para que se sientan cómodos. Al recibirlos es como que los abuelos nos toman cariño también. Cuando nos cambian de sector nos preguntan cuándo vamos a volver. Es como que para ellos somos también un integrante más de su familia; se produce una apropiación de la enfermera y sienten que debemos estar ahí, continuar con ellos. Ellos se brindan a nosotros y nos sienten, prácticamente, como sus hijos”.
Después de contar cada una de las entrevistadas cómo es que resolvieron estudiar la profesión de enfermeras, dicen, con todo el énfasis posible, que esta tarea es la que les gusta y la que volverían a elegir, si tuvieran que hacerlo.