Con el fallecimiento del Padre Montero la Arquidiócesis pierde a una figura religiosa de gran predicamento y de profunda inserción en toda nuestra comunidad.
Su deteriorada salud había determinado que se encuentre internado en la Enfermería de los Hermanos Salesianos de la ciudad de Bahía Blanca, donde en la tarde del jueves falleció a los 98 años.
Monseñor Montero era el último Sacerdote que quedaba de la época cuando se creó la Diócesis de Bahía Blanca en el año 1934.
Durante los 27 años que permaneció en nuestro medio como Párroco de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, hasta que en 1991 fue sucedido por el Padre Daniel Melchior, dejó huellas muy profundas en nuestra comunidad por su constante y permanente promoción para la integración y desarrollo de los distintos movimientos que tiene la Iglesia en nuestra ciudad.
Ha sido una figura referencial. La ciudad de Coronel Suárez en realidad ha tenido el alto privilegio de contar en los últimos años con dos Sacerdotes que con toda humildad han ejercido el Ministerio, con una entrega de tal magnitud que la comunidad los reconoce de una manera muy particular.
Estamos hablando del recientemente fallecido Padre Montero y del Padre Daniel, que hoy vive en el Hogar de Ancianos y ha sido un continuador admirable de aquella labor.
El Padre Montero impulsó antes de dejar la ciudad una refacción integral del edificio del Templo Parroquial, que demandó varios meses y mientras tanto los oficios religiosos, incluyendo casamientos, se trasladaban a la Capilla del Colegio San José.
Tuvo por especial característica su humildad, lo que los fieles le regalaban, calzado, pantalones, camisas, abrigos, inmediatamente era entregado a todos aquellos que concurrían a la Parroquia en auxilio frente a necesidades económicas; todo lo regalaba, sus consejos, su amor, afrontaba las crisis que la comunidad le presentaba con toda naturalidad y sus predicas siempre contribuyeron al bien común, a mantener la atención con el prójimo, a fomentar el funcionamiento de los movimientos que giran en torno de la Iglesia.
Scouts, Liga de Madres de Familia, Acción Católica, Cáritas, un trato preferencial para los barrios y su cariño y afecto hacia los Pueblos Alemanes.
Hoy sus restos serán inhumados en la ciudad de Saavedra, su último destino como Párroco, un lugar que amaba profundamente ya que su vocación y pasión por el entorno serrano verdaderamente era conmovedor, ya que muchas veces con suarenses que lo quisieran acompañar organizaba excursiones escalando la Sierra de la Ventana y otros fenómenos similares que se encuentran en el cordón aledaño a Coronel Suárez.
Hoy permanece allí, queda en las sierras pero por sobre todas las cosas en el corazón de los fieles de toda esta zona y muy particularmente en Coronel Suárez, donde su obra, su frágil presencia, será imposible de olvidar.
Dios los tendrá seguramente en la gloria y brille para él la luz que no tiene fin.
No solamente en la vida de Monseñor Montero ha sido fundamental el servicio espiritual a nuestra comunidad durante tantos años, sino que además ha dejado una magnífica obra que va más allá de la reforma integral de nuestra Parroquia. Debe contemplarse además de la creación del atrio y una capilla.
El “acercamiento” al altar que tuvieron los fieles, ya que la Iglesia, larga y angosta, tenía mucha lejanía con los fieles.
Decoración con baño de oro y bronce en los capiteles e incorporación de dos imágenes de la Virgen y una de Cristo Obrero.
Refacción integral de la casa parroquial y construcción sobre ella de dos departamentos.
Construcción de las Capillas de Fátima y Cristo Obrero.
Inicio de construcción de las grutas del Rosario y de Fátima.
Gestión de construcción de 20 viviendas con obras de gas y agua corriente. Barrio después conocido como “Cáritas” e impulsor de la construcción, en el mismo barrio, del salón “San Cayetano” y de una escuela para adultos. Una calle del barrio lleva su nombre.