La Psicoanalista Ilda Levin ejerce su actividad profesional desde el año 72. De amplia experiencia en el consultorio, donde trabaja especialmente con niños y adultos con perturbaciones graves; su práctica se acentúa en la viabilidad del psicoanálisis con niños y bebés, el rol de los padres durante la terapia. Entre otras funciones, es miembro de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, participa en la Reunión Latinoamericana de Psicoanálisis, y es coautora de diversos libros y artículos en revistas especializadas.
Esta profesional ha creado, a partir de su experiencia en consultorio y de todos sus estudios e investigaciones, diversos recursos y vías para que los niños y adultos con autismo y otras problemáticas puedan lograr el encuentro con la cultura, el juego, la creatividad y el lazo social.
Su libro es el testimonio de su trabajo y es base para la labor de psicoanalista y psicólogos.
La presencia de Ilda Levin en Coronel Suárez, fue posible en el marco de las actividades de extensión del Grupo de Estudio de Psicoanálisis de Coronel Suárez.
Asistieron psicólogos de Coronel Suárez y de Bahía Blanca, médicos, otros profesionales de la salud, docentes y padres que tienen hijos con problemática de autismo, TGD entre otras.
La charla se llevó a cabo en la Biblioteca Sarmiento, el sábado por la mañana, con la presentación de la Psicoanalista Mercedes de la Iglesia y por el profesor Omar Rabuini.
La primera hizo un pormenorizado análisis del libro de Levin “Autismo y perturbaciones graves. De la soledad al encuentro con el otro”. Mientras que el profesor Rabuini destacó el amplio currículum de la disertante, y los aportes que la misma viene haciendo a la educación.
Previamente, en una entrevista con los medios de prensa de la ciudad, Ilda Levin destacó que “el encuentro con el otro tiene que ver con un movimiento que se puede dar si un niño que tiene autismo es tratado a tiempo. La posibilidad de darnos cuenta, desde bebé, que un niño puede tener alguna perturbación grave, complicada, se da desde los primeros momentos. Puede ser detectado a tiempo, y hay posibilidad, no de revertir pero sí de ir ayudando a este niño que pueda realizar las tareas propias del sujeto humano. Un bebé que padece autismo, o que está en vías de poder padecer autismo, no cruza miradas con la mamá, cuando ésta lo levanta en brazos, no se pliega al abrazo materno. No responde a sonidos, por ejemplo de un agujero; se lo baña y no va a buscar esos elementos que muchas mamás ponen en el agua”.
La destacada profesional expresó luego que “hay muchas mamás, a veces le dicen al pediatra estos síntomas, le plantean que no le responde a estímulos, que no le sonríe, y se encuentran con la respuesta “hay que esperar, espérelo, tenga paciencia”. Yo lo que digo que hay que esperar, pero es distinta una espera advertida, una espera sabiendo. Si hay alguna dificultad, esta muy bien empezar a ocuparnos. Muchas veces, quien detecta es la maestra jardinera, de salita de 2. A veces, ante la falta de respuesta, se cree que el niño puede tener sordera, pero esto hay que confirmarlo o descartarlo. Porque hay niños que no responden no porque tienen un problema auditivo, sino porque tienen este tipo de cuestiones. Por eso es importante que estemos advertidos, para empezar a trabajar tempranamente”.
Consultada sobre el rol de la soledad, en este proceso, indicó que “hay una soledad que es absolutamente necesaria para todo sujeto humano. Hay un momento que necesitamos estar solos; ahora hay otro tipo de soledad, que es no responder al juego, al llamado del otro. La soledad de estas perturbaciones es una soledad que aísla a las personas, no es bueno para el hombre estar solo, para los niños tampoco. La que no es buena es la soledad de estar todo el tiempo aislado porque hay una problemática que impide el encuentro con el otro”.
La psicoanalista, más adelante, en la entrevista, avanzó sobre la importancia de la detección temprana y el trabajo profesional para lograr la comunicación y la socialización en personas con autismo y otros trastornos. |