Haciendo una evaluación de todos estos años del Servicio de Violencia Doméstica que tiene la Municipalidad de Coronel Suárez, transcurridos 16 años de funcionamiento, Claudia Biurrarena, la Jefa del Servicio, dijo que “podemos hablar de aspectos positivos y de otros no negativos, sino en los que tenemos que seguir trabajando”.
La funcionaria municipal consideró que “lo positivo es que tenemos un Servicio donde se habla de una problemática de la que antes no se hablaba, desconociendo a qué población apuntaba y sin poder definir bien qué es la violencia familiar o el maltrato a otra persona, sea mujer, niño u hombre. Como recorrido de esta institución hubo momentos en los que hubo bastante apatía con respecto a la problemática. Me refiero al resto de la sociedad y de las instituciones. Pasaron muchos años en los que no se crearon otras instituciones para trabajar la problemática”.
“Después de casi 20 años de recorrido podemos contar que está la Comisaría de la Mujer, el Juzgado de Paz tiene una ley la cual aplica y tiene que intervenir, la Ayudantía de Fiscal de Coronel Suárez trabaja en Bahía Blanca con una sede que se abrió por situaciones de violencia de género. Así hay organismos que por ley tienen por obligación trabajar la problemática”.
La Licencia Biurrarena calificó que “ahora estamos en este recorrido de empezar a trabajar lo que es la prevención y la promoción. Nosotros queremos tener una mirada más de vanguardia, para no volver a trabajar sobre la reincidencia. Tiene que haber servicios asistenciales para trabajar urgencias y también organismos que trabajen sobre la promoción de derechos, para que estas desigualdades no se sostengan social y culturalmente. Por eso nosotros ahora nos proponemos trabajar sobre la educación en cuestiones de género, con una perspectiva de género. Si podemos desnaturalizar cuestiones de género, vínculos de poder y situaciones de control, vamos a prevenir estas situaciones tan graves que nosotros trabajamos. Sabemos que siempre van a haber y la asistencia tiene que estar, ser inmediata y efectiva”.
A este respecto, el próximo 25 de noviembre está prevista una jornada que será resumen y ponencias en un plenario, sobre todo un trabajo previo que se haga con instituciones de la comunidad con las propuestas de desnaturalizar desigualdades de género que hoy están muy insertas en diversas manifestaciones sociales, comunitarias, culturales.
Consultada en torno a lo que ha significado la puesta en marcha de la Casa Refugio, la Lic. Claudia Biurrarena destacó que “es un espacio que desde este Servicio luchamos mucho para tenerlo”. “Bregamos para que se entienda desde el Estado la importancia de un lugar como este. A la mujer que transita por esta casa le cambia la vida, realmente es una alternativa. Las situaciones que entran a la casa son las más graves, las más extremas, cuando está en peligro la vida de la mujer y de sus hijos”. “En este espacio de seguridad inmediata es el lugar donde la mujer puede tomar distancia de esta situación que está viviendo y no caer en la repetición del ciclo de arrepentimiento. Implica un corte, incorporando ciertas normas, orden, tranquilidad a su vida. Hay situaciones en que las mujeres pueden empezar a dormir de noche tranquilamente; y hay otras mujeres que no, porque su relación viene tan viciada de otras cosas que les atemoriza mucho qué va a pasar después, por lo que no pueden descansar muy bien. El ingreso y egreso de la Casa Refugio es voluntario y lo que nosotros vemos en muchas mujeres es cómo se han podido reconstruir, reestableciendo vínculos familiares con vecinos, amigos, familia, los cuales habían pedido y cómo en estos tres o seis meses que están en la casa pueden pensar en tener un trabajo propio, alquilar una casa con ayuda muchas veces del Estado, en cómo organizar su vida, haciéndose cargo responsablemente de su vida y de su situación, cuestión que estaba borrada quizá en la mayoría de las personas que ingresan”.
Claudia Biurrarena se mostró muy orgullosa del trabajo de las preceptoras y del personal que atiende la Casa Refugio, porque desarrollan una tarea humana que no tiene precio en la contención y en la atención de las mujeres y de sus hijos que están temporalmente en el lugar.