El caso que conmociona a la ciudad y que surgió el último día sábado cuando un allegado a Juan Alberto Bravo flanquea la tranquera de Juramento 380, cruza el amplio terreno en el que había un caballo atado y llega hasta la humilde vivienda de una antigua polera, de las mas tradicionales del barrio, y se encuentra con el escenario de un crimen conmocionante.
Según se dijo este hombre iba a visitar a Juan Alberto Bravo y tomar unos mates, pero al ingresar a la construcción se encuentra con la víctima entre la cama y el suelo, con sus ropas revueltas y sangre por todos lados, inclusive las paredes salpicadas producto de la violencia con la que se le aplicaron los fuertes golpes en la cabeza.
Los investigadores estiman que se utilizó la tapa de hierro forjado de una salamandra o similar para agredirlo inicialmente, hasta quedar tendido en el lugar y después se le habría aplicado una puñalada certera en el pecho, que incluso algunas versiones que no se pudieron confirmar oficialmente indican que Bravo quedó con el puñal clavado sobre la zona del abdomen.
El Médico de Policía llevó a cabo la autopsia en la noche del sábado y el informe pericial se encuentra agregado a la causa donde además se indica que el cuerpo presentaba signos de que habrían intentado quemarlo, rociándolo con un elemento similar al alcohol, por lo que no llegó a extenderse el fuego en el resto de la modesta habitación.
A las 18 horas del sábado se conoció la consumación del hecho que habría ocurrido unas 10 horas antes, aunque no hay certezas ni testimonios que hayan visto nada anormal sobre el particular.
Esa hipótesis se maneja en base al estado de coagulación que presentaba la sangre que se encontró esparcida por el lugar.
Juan Alberto Bravo es oriundo de Coronel Pringles, y desde hace más de 30 años vive en Villa Belgrano. Estuvo casado con “Chabela” Ocampo, una mujer con cierto retraso mental pero muy popular en Coronel Suárez, quien lamentablemente falleció hace algunos años atrás.
Bravo ingresó a la Municipalidad en la planta de contratados, hasta quedar efectivizado y a partir de allí fue reiteradamente trasladado por varios organismos de la comuna. Finalmente se lo asignó a la planta de tratamiento de líquidos cloacales en carácter de sereno, donde actualmente trabajaba. Tal es así, que durante la semana pasada desde la Secretaría de Obras Públicas, en el área de los Servicios Sanitarios, al trascender por las redes sociales una imputación popular de los vecinos de Villa Belgrano que lo vinculaban con una situación de presuntas actitudes que involucrarían a algún menor de edad en algún intento de abuso, los funcionarios municipales consultaron con las autoridades policiales sobre la existencia de una formal denuncia sobre el particular.
Obtuvieron como resultado la inexistencia de la iniciación de cualquier causa vinculada a una sospecha de este tipo y se amplió expresando que no se había radicado denuncia alguna.
Frente a la tranquera de Juramento 380, a poco de conocerse el homicidio, se fueron concentrando algunos sobrinos y cuñados que intentaban ingresar y expresaban a viva voz que todos los comentarios eran absolutamente infundados, responsabilizando a sus autores por semejante desenlace.
En la mañana del domingo los investigadores no descartaban otros móviles del hecho, ya que la habitación presentaba cierto desorden, por lo cual el robo también figuraba entre las hipótesis a investigar, ya que Bravo cobraba su sueldo municipal y vivía de una manera muy modesta, por lo que se podía presumir que tenía guardado algunos ahorros que no aparecieron en el momento de la requisa policial.
El comentario popular tuvo variadas reacciones, sobre todo en el Facebook, donde cualquiera, y sin mayor asidero, se expresa libremente sin hacerse cargo realmente de sus dichos.
Lo concreto es que hay una persona muerta violentamente, con los mas macabros signos de un homicidio, ya que no solo lo golpearon en la cabeza sino que también lo apuñalaron en el pecho, lo intentaron quemar y como signo de la brutalidad extrema con la que se actuó, el autor (o autores) del hecho colocó una cabeza de cerdo entre las piernas de la víctima.
En principio hubo indicios confusos en los investigadores por las características extremas de violencia que presentaba el cuerpo, el grado de indigencia en el que vivía Bravo y lo que afirmaban algunos testigos, en su mayoría familiares, como así también los autores de los mensajes en las redes sociales que fueron convocados a prestar declaración.
Una alta fuente policial reveló que ni siquiera está comprobada la actitud de Bravo en perjuicio de menores de edad porque no se puede allanar el camino a una investigación precisa dada la inexistencia de la denuncia en sede policial. De todas maneras, si se podría comprobar el delito del que socialmente se implica a Bravo, nada justifica semejante final.
Igualmente, en Villa Belgrano, la Policía extremó la vigilancia ante el temor de algunas represalias de los familiares de Bravo hacia quienes lo habían escrachado en las redes sociales, mientras los efectivos policiales recorrieron todo el predio, subieron a los techos en busca de pistas que aparentemente no aparecieron y durante todo el domingo la investigación se mantenía bajo estrictas reservas.
Después de la autopsia, que certificó el Dr. Francisco Cortalezzi, se autorizó la entrega del cuerpo a los familiares quienes determinaron la inhumación de sus restos el mismo domingo, a las 9 de la mañana en el Cementerio Municipal.
Los uniformados buscaban afanosamente el objeto contundente con que se le aplicó certeros golpes en la cabeza de la víctima y para el operativo que se montó en el barrio se contó con la participación de efectivos de la Estación de Policía Comunal, la Sub DDI, cuerpo de peritos de la Policía Científica, Bomberos Voluntarias quienes retiraron el cuerpo y lo depositaron en la morgue del Hospital Municipal y a los pocos minutos del hallazgo el Doctor Facundo Indart, en su carácter de Secretario de la Ayudante de Fiscal de Coronel Suárez, siguió de cerca toda la investigación.