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Marta Fernández y Joaquín Rinland recibieron la bendición en una ceremonia matrimonial con todo el contenido del ritual judío.
Presidió la celebración el Maestro Mariano del Prado quien como siempre, con toda ductilidad, permitió a quienes no profesan esa religión que comprendieran todo el protocolo de la boda.
Marta y Joaquín, tras 46 años de casados por la ley civil, consagraron su vida matrimonial religiosa ya que desde siempre el hogar y la familia han sido la fuerza espiritual central que se revaloriza.
Los memoriosos recuerdan que hacía entre 36 y 38 años que no se celebraba un casamiento en la Sinagoga de Coronel Suárez.
Gran fiesta en el salón de la Asociación Israelita de Coronel Suárez, como en las mejores épocas de la colectividad.
Fotos de Juan Schtre.

Hace varios meses atrás, hacia fin del año pasado, la comunidad judía de Coronel Suárez nos sorprendió con una grata ceremonia referida al Bar Mitzva que varios integrantes de la colectividad consagraron, entre ellos Marta Fernández quien asume la religión judía en plenitud y consecuentemente en esas emocionantes jornadas, su esposo Joaquín Rinland, tras 46 años de convivencia con una hermosa familia le propone el casamiento judío para completar todo un ciclo desde el hogar y la familia como fuerza espiritual ineludible, acontecimiento que habría de celebrarse en coincidencia con el cumpleaños número 70 de ella.
Llegó el gran día y el sábado pasado la Sinagoga de la calle Garibaldi y Mitre se encontraba repleta de familiares, amigos, allegados e invitados especiales quienes compartieron la emocionante celebración que se inició con la entrada de Marta acompañada de sus hijos y nietos, un cortejo que la secundó hasta el sitial donde se encontraba el oficiante quien procede a impartir todos los pasos que implica santificar el matrimonio judío donde los contrayente reciben un caudal de bendiciones.
La ceremonia se llevó a cabo bajo la “Chuppah”, una especie de tienda que representa la casa con techo, cuyas paredes deberán ser edificadas por la pareja como símbolo de esfuerzo, prosperidad, esfuerzo y sacrificio para construir una vida en común bajo esa potente fortaleza que representa el matrimonio.
La ceremonia incluye la lectura de los términos del Ketubah, algo así como la obligación de la pareja o contrato certificado por testigos que avalan todo el concepto del matrimonio.
Marta y Joaquín, cubiertos bajo un mismo manto, escuchan las oraciones finales y llega el momento cumbre de las siete bendiciones, mientras el oficiante bendice una copa de vino que invita a la pareja a beber y luego los anillos como símbolo de unión que una vez colocados la pareja muestra a toda la concurrencia, que en este caso, el sábado por la noche colmo la Sinagoga y como todo casamiento judío finaliza con la rotura de la copa tan característica ya que con el novio pisando esa copa es lo último que se hace bajo la Chuppah.
La explicación principal de esta parte final de la ceremonia al romper la copa es conmemorar la destrucción del templo de Jerusalén que invita a reflexionar que aun en los momentos mas felices, se debe recordar el sufrimiento del pueblo judío.
A partir de ese momento Marta y Joaquín reciben la bendición de la boda bajo el ritual judío y todos los presentes se asocian en un gran aplausos, estrechando cálidos saludos a la pareja e integrantes de la familia que han compartido un momento único, para mas tarde, en el salón de la Asociación, llevarse a cabo una gran fiesta.
Los invitados fueron recibidos, tras pasar desde la Sinagoga hasta el salón, por un espacio que se encontraba bordeado de candelabros que iluminaban el camino hasta encontrarse con una ambientación imponente del espacio con elegantes mesas, candelabros encendidos, iluminación, telas, flores y un entorno que se lucía con un amplio living y lugar de estar especialmente preparado para los chicos sobre el escenario del salón.
Un exquisito menú preparado, donde la mano familiar estuvo presiente en todos los detalles a través de la labor que cumplieron los hijos del matrimonio Fernanda, Javier y Juan, entre otros allegados.
No faltó el brindis, el baile típico ni bien comenzada la fiesta y después de cada plato, la torta, el cumpleaños de Marta, la elegante mesa de postres, los allegados que ofrecieron hermosas palabras que realzaron el acontecimiento, la animación de Francisco Peralta, las fotos de Juan Schtre y una noche donde las emociones se mezclaron y este gran gesto de ambos con su familia nos abre una gran puerta a la esperanza, a la apuesta fuerte por el amor y la familia.
Los memoriosos señalaban que por lo menos entre 36 y 38 años habían transcurrido desde el último casamiento en la sede religiosa de la calle Garibaldi que en esta oportunidad volvió a lucir con toda solemnidad, luces, flores y un gran acompañamiento que colmo la sede en su totalidad en los dos niveles reviviendo imágenes de felicidad.
Gracias por permitirnos compartir este momento imborrable.
Fotos de Juan Schtre.

 
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