Tenía 18 años cuando comenzó a llevar a cabo esto que fuera una empresa unipersonal y que con los años se transformó en una empresa familiar y en su principal actividad.
En la escuela primaria “Mimo” había descubierto que le gustaba dibujar y pintar. Ya se descubría para ello una habilidad innata. Era apenas un joven inquieto cuando comenzó a recibir remuneración por su trabajo.
Nadie le había enseñado, no existía la carrera de diseñador gráfico, simplemente se conducía con su pasión por el dibujo y la pintura.
Los primeros carteles llevaban el nombre de conocidas empresas y comercios de Coronel Suárez: Tornería El Timón, Transporte María Rosa, Juan Zilio SRL, Expreso El Suarense.
Este trabajo de “letrista” lo hacía en los ratos libres que le quedaban de su trabajo habitual en la Cooperativa Agrícola.
Con los años, a medida que se afirmaba en esto, incursionaba también en la caricatura, que es uno de sus sellos distintivos, muy apreciado por los suarenses a la hora de pensar en un regalo especial, en una circunstancia especial de la vida de una persona, por lo que muchas de las casas de la ciudad tienen en sus paredes una caricatura con su firma.
Recuerda muy especial aquellos años en que decoró las paredes del Centro Blanco y Negro en oportunidad de las fiestas de egresados de los alumnos del Colegio Nacional.
O las veces en que don Agustín Andrés le pedía que pintara un fondo para alguna de las escenas de “Bambalinas”, recordado grupo de teatro.
Por eso rememora con emoción las veces en que don Agustín Andrés le regalaba las entradas para la presentación teatral, como un reconocimiento implícito de que el pintor lo había interpretado en su solicitud.
O la frase del “Tano” Lovecchio, que no lo había tenido como alumno en su colegio, pero que le decía “Negro… yo no te tuve a mi cargo, ¡pero saliste bueno!”.
Mimo Wiersma, 50 años entre pinceles, carteles, vinilos, caricaturas.