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Solicitaron prisión perpetua para el acusado de un crimen en nuestra ciudad.
Martín Figueroa, de 23 años, confesó haber ultimado a golpes, con un caño, a Luis Morales de 60, quien era dueño de la casa donde el imputado alquilaba una habitación.
El crimen se cometió la madrugada del domingo 24 de marzo de 2013 en la vivienda de Morales, ubicada en República de Chile y 25 de Febrero.
El lunes se leerá el fallo.

Un sujeto procesado por haber asesinado a golpes al dueño de la casa en la que alquilaba una habitación, asumió su responsabilidad en el hecho cometido en Coronel Suárez, en su declaración efectuada en la fiscalía e incorporada ayer por lectura al juicio oral y público cuya única audiencia se llevó a cabo ayer, y el próximo lunes a las 13 se conocerá el fallo.
Previamente, el fiscal Christian Long pidió que se le imponga al encausado la pena de prisión perpetua o, eventualmente, de 18 años de cárcel, mientras que el defensor oficial, Germán Kiefl, reconoció la autoría del sujeto en el homicidio, y solicitó una sanción menor.
Durante el debate a cargo del Tribunal en lo Criminal Nº 1, integrado por los jueces Mario Lindor Burgos, Hugo Adrián De Rosa y María Elena Baquedano, se analizó la conducta de Martín Damián Figueroa (23), acusado de matar a golpes con un caño de gas a Luis Enrique Morales (60), durante la madrugada del 24 de marzo de 2013, en el inmueble de República de Chile y 25 de Febrero, de Coronel Suárez.
En su indagatoria de primera instancia, Figueroa, quien actualmente está preso en la Unidad Penal 19, de Saavedra, admitió haber sido autor de la muerte de Morales, a quien golpeó “4 o 5 veces” con el caño en la cara, por cuestiones económicas.
El individuo dijo haber consumido cocaína esa noche y afirmó que Morales le había dicho que lo iba a matar si no le pagaba el alquiler que le debía.
Durante la audiencia desarrollada en la víspera, el médico de policía de Coronel Suárez, Francisco Cortalezzi (46), declaró que en la autopsia constató en la víctima un traumatismo de cráneo grave, hundimiento craneofacial y fracturas múltiples en el maxilar izquierdo.
“Me llamó la atención que tuviera todas las lesiones del lado izquierdo, lo que significa que la víctima ni siquiera tuvo la posibilidad de dar vuelta la cara para defenderse. No constaté movimientos ni lesiones de defensa. No atinó a defenderse porque estaba durmiendo o desprevenido”, afirmó.
“Después atendí a Figueroa en la guardia del Hospital Municipal (suarense), porque tenía heridas punzocortantes superficiales en la cara interior del cuello que habrían sido infligidas por el acusado con un cuchillo”, explicó.
A su turno, la sargento de policía Claudia Rosana Sack (36), quien presta servicios en el destacamento de Pueblo San José, declaró que aproximadamente a las 5.30 recibieron un llamado por una pelea en el mencionado domicilio.
“Cuando llegamos con mi compañero, él reconoció ahí a Luis Figueroa (tío del encausado). En una de las piezas encontramos a Morales con un papel en la cabeza y tendido de costado en la cama. Cuando levantamos el papel, vimos que tenía mucha sangre en la cara y también había en la pared”, relató.
Y agregó: “En otra habitación estaba Figueroa y mi compañero le sacó la tijera que tenía en la mano. Nos preguntó para qué lo íbamos a salvar, si igual lo iban a meter preso por lo que le había hecho a Morales. En esa pieza había un platito con una sustancia blanca similar a la cocaína, una esquela y un frasquito con veneno”.
Sack afirmó que su compañero “encontró una nota donde decía que Figueroa había hecho algo malo y que Dios lo perdonara”.
El camarada de Sack, Sebastián Páez (33), quien dijo ser amigo de Luis Figueroa, tío del imputado, coincidió con el anterior testimonio.
“Morales tenía la cara desfigurada y en esa pieza había un caño de gas, amarillo, manchado con sangre. Llamé al hombre, pero no me respondió y tampoco tenía pulso. Nos pareció que estaba muerto”, indicó.
Luis Figueroa (47), tío del procesado, quien también residía en la casa donde se cometió el asesinato, dijo que al volver de un baile, le resultó raro que la puerta de acceso estaba cerrada con llave.
“Nadie abría y estaba la luz prendida. Cuando pude entrar, vi a Martín en la cama con sangre. Fui a la pieza de Morales y vi toda la pared llena de sangre. Le hablé y no respondía, por eso llamé a la policía. Nunca escuché a mi sobrino y a Morales discutir por el pago del alquiler, pero el hombre me dijo que Martín se había demorado con ese pago”, manifestó.
Fuente: La Nueva.

 
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