Con su característico gesto tranquilo, sencillo, afable, Monseñor Pedro Laxague recibió y retribuyó cada uno de los saludos que los fieles católicos le entregaron al finalizar la misa del domingo en el templo mayor de nuestra ciudad.
Mas tarde se dispuso a conversar con La Nueva Radio Suárez en las puertas del templo parroquial de la ciudad mientras en el salón parroquial se preparaba el almuerzo a la canasta que se programó con los integrantes del Movimiento Familiar Cristiano.
Luego de desear un “¡Buen domingo a todos!”, calificó que “vengo siempre aquí con alegría, cada vez que puedo”.
Consultado sobre el dolor de los separados y vueltos a unir, dijo que “conozco el tema. Lo que vamos a hacer el martes 8 es un taller con la gente que quiera participar para poder entender cómo se contiene a las personas que están separadas en nueva unión. Hay un gran desconocimiento sobre esta cuestión, sobre la forma de integración de todas estas personas a la vida de la Iglesia. Para los que están separados y en nueva unión, concretamente para quienes están sorteando esta situación ya haremos más adelante un encuentro. Este primer taller es para aprender cómo tratar, como recibirlos, cómo integrarlos, cómo convivir. Se trata de hermanos nuestros que han tenido un problema en su vida, y que muchas veces se sienten discriminados, apartados de la iglesia, por lo que hay que revertirlo”.
Monseñor Pedro Laxague expresó que “no hay que mirar solamente la no comunión; hay muchas cosas que no se saben, hay otras cosas muy lindas que ellos pueden hacer, que pueden vivir y sentir; redescubrir para poder ubicarse en esa situación”.
Dejó un mensaje para todas las parejas que están en esta situación “que se sientan hermanos. Somos todos hijos de Dios. El bautismo nos une y no tenemos que sentirnos nunca afuera. Yo conozco muchos casos, hace años que venga trabajando con personas que están en esta situación y siempre me ha impactado cómo han luchado para tratar de salvar el matrimonio y no lo han podido hacer. Muchas veces no por imposibilidad de ellos, sino por no haber recibido una ayuda adecuada en el momento”.
El Arzobispo Auxiliar reflexionó luego que “la Iglesia hoy siente una cercanía adecuada con ellos y quiere que se sientan dentro de la iglesia. Si sintieron un rechazo, no era esa la intención; todos somos bautizados, miembros de una misma familia. Primero tenemos que recuperar ese sentido de pertenencia, la cuestión de la comunión viene después”.
Anticipó el prelado que en el mes de octubre hay un sínodo (asamblea de los obispos de diferentes regiones del mundo), convocado por el Papa; es una institución eclesial antigua, que fue revitalizada por el Concilio Vaticano II.
A diferencia de los concilios, que tienen capacidad para definir dogmas y legislar, los sínodos son solo consultivos y tienen por misión primaria asesorar al Papa en el tema propuesto, también habrá otro el año que viene donde se van a tocar todos estos temas y otros que tocan a las familias.
Consultado sobre la expectativa que genera en el mundo entero la apertura y la humildad del Papa Francisco, dijo que “tenemos que apoyarlo. Es nuestro, de la Iglesia y de la Argentina. Yo fui su compañero como obispo, y creo que necesita de nuestro apoyo, no solamente hablando de él y aclamándolo, sino sintiéndolo cercano y viviendo en comunidad. Tenemos que poner en obra aquello que él dice y que podemos hacer”.