Carolina Grunewald es una joven profesional de la Odontología que tiene su consultorio particular en Pueblo Santa María y que además atiende en la semana, por la mañana, en el Centro de Jubilados de Coronel Suárez.
La entrevista realizada fue para conocer si es posible llegar con dentadura propia, más o menos sana, a la edad adulta, considerando que se ha extendido el promedio de vida.
Respondió que “hay personas que empiezan muy jóvenes con prótesis de dentadura, otros que recién en los 60 o 70 que están con prótesis. Muchas veces se trata no de prótesis completas, sino de algunas piezas dentarias. Pero la realidad es que hay muy pocas personas que llegan a la edad adulta con toda su dentadura propia. Lo que pasa es que antes se acostumbraba que si dolía un diente se sacaba; hoy en día, como hay mucha tecnología y materiales, se trata siempre de salvar la pieza”.
Recordó que las prótesis fijas permanentes “son muy caras; lo que cubre el PAMI son las prótesis removibles”, la que no dura muchos años.
“Hay que renovarla, cambiarla o hacerla ajustar cada tres años porque nuestro cuerpo se va modificando con el paso de los años, máxime en la gente adulta”.
Sobre la enfermedad periodontal o mal llamada piorrea, la Doctora Grunewald dijo que “es la movilidad de la pieza dentaria y esto se produce porque se rompen los ligamentos que unen el diente al hueso. Tiene que ver un factor genético, pero también con las bacterias que están en la boca, que no se sacan con el cepillo. Las bacterias a las 24 horas comienzan a hacer estragos en la boca y si no se sacan con una correcta limpieza empiezan a romper la estructura del hueso del diente. Cuando se empieza a romper muy arriba del diente todavía tenemos una oportunidad, pero si no se sacan las bacterias cada vez actúan más hacia abajo del diente y provocan su movilidad. También estas bacterias provocan enfermedades gingivales, que es el sangrado de las encías, que debe llamar la atención, porque implica que hay un daño en la estructura del tejido”.
La consulta fue también en torno al correcto cepillado y al cuidado de las piezas dentarias.
Recordó la profesional consultada que “lo ideal es comenzar a llevar al niño al dentista a partir de los 2 años, es una forma de ir motivándolos. El cuidado en sí radica en la utilización del cepillo, aún cuando no se tenga pasta dental, que solo cumple la función de dar un aliento más fresco, pero el que hace todo es el cepillo. Hay que renovarlo cada 3 o 6 meses, según la durabilidad de las cerdas. Hay que usarlo por lo menos tres veces por día, imprescindible antes de acostarse. Debe abarcar toda la superficie del diente y la encía y cada una de las caras del diente. También los carrillos y la lengua, porque allí quedan bacterias que hay que limpiar, por lo cual se deben cepillar los aparatos removibles con los cepillos especiales que vienen para esta tarea”.