Con la fiebre mundialista acrecentándose en nuestras entrañas la ansiedad aumenta y la paciencia disminuye. Siento cosquilleo. Llegó el día del pitazo inicial y en el que la pelota comienza su rodaje. La combinación más esperada por millones de personas alrededor del mundo.
Brasil, fútbol, Argentina y pasión, palabras que describen un fenómeno que se agiganta y se palpita sin cesar a cada instante de la vida cotidiana. ¿Recuerdan esto?... “Somos los primeros en llegar, porque seremos los últimos en irnos”. Así de rotundo se expresó Carlos Bilardo al comienzo de la preparación de su selección ante el inminente inicio del campeonato 86´. En ese momento, no se sabía si esa seguridad era para neutralizar las críticas de una nación que no confiaba en la capacidad de dirección de "El narigón". O quizás esa determinación en sus palabras estaba motivada porque su equipo poseía un emblema que ningún otro conjunto podía ni siquiera soñar: Diego Armando Maradona. Y en torno a la figura de Maradona, Bilardo construyó un equipo sólido, fuerte y con una voluntad indestructible. Argentina pasó de ser un equipo normal, lleno de obreros, a un conjunto gigante de arquitectos contagiado por el talento innato de Maradona.
Diego expresó sus deseos en voz alta: “Mis sueños son dos: mi primer sueño es jugar en el Mundial y el segundo es salir campeón”. Maradona no sólo ha cumplido su sueño de salir campeón sino que ha protagonizado la mejor actuación individual en la historia de los Mundiales. Hoy 28 años después Argentina vuelve a ser un solo grito y nuestra ilusión gira en torno a "La Pulga".
Messi es la ilusión alta en el cielo, como expusieron algunos periodistas, que más que periodistas, son argentinos. Messi somos 40 millones de argentinos movilizados por la pasión que genera el crack del Barcelona y todo un equipo que ya puso sus pies en Brasil para escribir su historia con el trazo de la gloria. No sientan que estoy haciendo comparación, porque no es esa la intención. Solo quiero traer a su mente ese emblemático día en que nuestra selección alzo la copa del mundo. Yo en ese momento no había nacido, ni siquiera mis papas estaban casados... No se lo que se siente ver a tu selección campeona del mundo, lo voy a saber el 13 de julio. Y no me pregunten por qué sé que lo sé, pero lo sé. Porque cuando veo a la selección es Imposible no sentir un cosquilleo y soñar con esa sensación y felicidad que no conozco.
Llegó el día en que Argentina y el mundo se transforma en una fiesta, nos unimos por un mismo sueño... sin importar equipo ni género ni ideología política. Es un certamen deportivo que deja al descubierto los alientos, las lágrimas y los enojos más grandes. Queridos jugadores confiamos en que van a dejar la vida adentro de la cancha por nuestra selección.
Pero esto no es solo fanatismo y emoción, también es esa magia de llevar puestos los colores de un país que vive y siente la alegría de estar entre los mejores.
Carolina Alférez.