En diálogo con el programa “Tal Cuál Es”, Molina volvió a ratificar sus denuncias de abusos y maltratos constantes de parte de Olivera y Heit.
“Siempre había una excusa para que yo esté en cautiverio” contó Molina. “Me tenían tirada en cualquiera de los sectores que me otorgaban ellos, porque me iban rotando. Jesús estaba todo el día en la casa, no hacía nada, aunque en Río Colorado, cuando lo conocí, decía que se dedicaba al durlock”.
“Estefanía me pegó una sola vez, pero Jesús me violaba y me filmaba, me atacaba con una violencia tremenda. Después de violarme me mostraban los videos. Tengo cicatrices, incluso una vez me encajó un destornillador en la garganta. No me mató porque Dios es grande”.
“Incluso, él decía que me iba a abusar a mi hija. Me tenían como a un chancho. Parecía una morsa, tenía un olor nauseabundo, me daban caca de perro”, agregó.
Molina dijo haber conocido al falso pastor en el año 2009. Y aclaró que jamás sintió atracción física por él. “Lo vi por primera vez en la casa de mi hermana. Nunca sentí nada por él, para mí siempre fue mi pastor junto con Estefanía, pero evidentemente después se convirtieron en dos monstruos”.
“Para mí los dos son igual de malos. Se complotaban en su maldad. Incluso, nunca hicieron vida de pareja. Ni siquiera compartían la habitación mientras yo estuve en cautiverio. Dormían en camas distintas”.
Por último, dijo que desde el 4 de diciembre reside en Río Colorado, donde intenta volver a insertarse a nivel social. “Todavía no puedo trabajar (es masajista) porque aún no recuperé mis matrículas”.
“He pasado por distintas etapas”, explica acerca de su recuperación. “Primero no podía ni movilizarme, porque sufría de trombosis en la pierna izquierda. Después no quería salir de mi casa. Sentía temor, pánico. Sigo con asistencia psicológica y si bien ahora estoy con unos kilos de más pasé de pesar 70 kilos a 47,500. Hasta estuve más delgada”, cerró.