El dueño de la casa en Coronel Suárez a la que acudió Sonia Molina tras escapar de su supuesto cautiverio dijo ayer ante el tribunal que la mujer presentaba un estado deplorable.
“Era un esqueleto ambulante —dijo Néstor Beier (53)—. El lunes 12 de noviembre de 2012 salí de mi casa a las 7:30 y la vi a Sonia. La hice entrar y me contó lo que le había pasado, aunque le costaba hablar.”
Su mujer, Liliana Herr (48), relató que la mujer estaba “flaquísima, desfigurada, con las caderas más abajo y el cuerpo azul. Tenía miedo de quedarse sola hasta en el baño”.
Ayer comenzó el juicio contra la periodista de Coronel Suárez, Estefanía Heit, y su pareja y supuesto pastor, Jesús Olivera, acusados de estafarla y someterla a la servidumbre durante 3 meses. Olivera además está acusado de abuso sexual.
“Sonia Molina le tiene miedo a la paz —dijo Heit en una entrevista radial—. Y a Jesús [Olivera] lo veía como a un hombre. En algún punto, ella estaba enamorada de él. Los peritos dicen que es una mujer narcisista.”
Heit reiteró su disconformidad con la investigación que llevó adelante la entonces fiscal María Marta Corrado, actual diputada provincial por el Frente Renovador: “”Dejó 100 causas paradas para hacer campaña con la mía. Manipuló parte de nuestra declaración y nunca dejó que diéramos nuestra versión de los hechos”.
Además en el primer día del debate, declararon Beier y una mujer de apellido Herr donde Molina había trabajado y fue el lugar elegido para cobijarse despues de huir del domicilio de Grand Bourg.
Fuente: Lu2 y La Nueva.