La siembra se produjo de especies similares que han registrado inclusive un peso mucho mayor, que ha rondado los 70 kilos, pero teniendo en cuenta el prolongado lapso sin lluvias que se registró en pleno verano las plantas sufrieron y se diminuyó el peso.
No obstante, este zapallo resulta elocuente al momento de evaluar la siembra artesanal, el valor de nuestra tierra y que a pesar de los cambios climáticos nuestro bendito suelo nos sigue brindando la posibilidad de obtener estas verduras que además surgen por la voluntad de la gente, nuestros productores que siguen apostando al trabajo eficiente, aun en los márgenes de lotes destinados a la quinta artesanal y familiar.
¡Qué puchero para pasar el invierno!