“Agradezco que haya entidades que apoyen la difusión y el intercambio de lo que se está haciendo en autismo, que es la base de poder avanzar en una discapacidad que hasta hace poco tiempo era muy desconocida y en la que hay que poner de acuerdo sistemas y metodologías de intervención. Por eso que la iniciativa de hacer unas jornadas aquí es muy importante”, comenzó diciendo el Dr. Luis Cuesta Gómez en la conferencia de prensa que se brindó este viernes por la mañana en uno de los hoteles de Coronel Suárez, a poco de su llegada a la ciudad, para ser uno de los oradores principales de las jornadas que sobre autismo se están llevando a cabo en Coronel Suárez hasta el día de hoy.
Dijo que “el momento en el que estamos es bueno. La investigación se está centrando en el origen genético, con todo el componente biológico. Y eso nos permite desterrar teorías que dibujaban el autismo de una manera errónea. En cuanto a los sistemas de intervención también estamos más avanzados, centrándonos en temas de comunicación, de habilidades sociales; la mayoría de los profesionales ya estamos trabajando en esa línea. La educación en un sentido muy amplio y a lo largo de la vida”.
Consultado sobre las herramientas que permiten el tratamiento y la intervención, el profesional español que tiene amplio desarrollo en la Universidad de Burgos dijo que “son las que tienen relación con las áreas en las que tienen mayores dificultades. Sistemas aumentativos de comunicación; hay muchas personas con autismo que no hablan, de manera que tienen que recibir mucho apoyo visual porque procesan mucho mejor la información que ven que la que oyen. Ayudarles a reconocer cómo se sienten, qué necesitan y ayudarles a manifestarlo. Y fundamentalmente, todo lo que son habilidades sociales”.
Consultado en torno a cómo un padre se da cuenta que su hijo tiene alguna problemática y se concluye con el diagnóstico de autismo, el Dr. Cuesta Gómez dijo que “hay una serie de señales de alarma que afortunadamente ayudan a ser detectadas en las etapas más tempranas y que permite que los padres puedan empezar a ver que algo en el desarrollo de sus hijos no va bien, algo se sale de lo que es lo habitual y puedan ser ellos los que puedan dar un toque a los pediatras o a los profesores. También surgen señales de alarma en las instituciones educativas. Para dar algunos ejemplos: los niños lanzan instintivamente los brazos cuando la madre o alguien se acerca y eso es algo que el autista frecuentemente no hace. Niños que en otras épocas se sospechaba como niños sordos, porque no respondían a estímulos del entorno y permanecían impasibles. O por el contrario, estímulos que para la generalidad son imperceptibles a ellos les genera una reacción desproporcionada. Niños que no juegan de manera simbólica (hacer de una caja el juego de un coche). Hay una serie de indicadores conductuales que hace que empecemos a sospechar”.
Más adelante, en la conferencia, habló de la importancia del tratamiento integral de esta enfermedad: “es una cuestión clave. Todos los estudios sobre intervención señalan que un tratamiento iniciado lo más temprano posible es un indicador fiable de un mejor pronóstico. En mi experiencia –empecé a trabajar en el año ´90 con niños que ahora son adultos- los pequeños de hoy tienen una situación mucho más aventajada porque sabemos más y porque afortunadamente han empezado con ellos a trabajar mucho antes. Si empiezas a trabajar con sistemas fiables, que son eficaces, esos niños ahora mismo se están desarrollando con una mejor probabilidad que lo que ahora son adultos”.