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¡¡¡Esta es la luz de Cristo para alcanzar la luz de la vida eterna!!!
La comunidad cristiana meditó la Pasión y Muerte con el Sábado de Gloria.
Entre la muerte del Viernes y la resurrección del Domingo nos detenemos en el sepulcro.
En la Parroquia Nuestra Señora del Carmen se produjo la concentración de fieles y el encendido del Cirio Pascual y la renovación de las promesas bautismales.
“Una Pascua renovadora en nuestras vidas redescubriendo el bautismo y que ese fuego se extienda a nuestros hermanos para ir al encuentro con Jesús” expresó el Párroco Diego Kessler.
“El día glorioso de la resurrección”.

Como ocurrió durante toda la Semana Santa, la masiva presencia de fieles coronó las principales ceremonias que comenzaron con el Domingo de Ramos en el Anfiteatro Municipal, el lavatorio de los pies, el conmovedor Vía Crucis del Viernes y el Sábado Santo lo que antes se denominaba como Sábado de Gloria, la conmemoración de Jesús en el sepulcro y su Descenso al Abismo.
Una vez ha anochecido tiene lugar la principal celebración cristiana del año: la Vigilia Pascual, como expresó el Sacerdote en el momento de la bendición del Cirio Pascual.
Este acto se cumplió en la explanada de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, donde el sacerdote Diego Kessler, acompañado del Padre Agustín, los futuros Diáconos Alberto y Diego, junto a los monaguillos, procedieron a la bendición del fuego y la imposición de los atributos que marcan un ritual característico para el Sábado de Gloria.
Mientras nuestra parroquia presentaba sus luces apagadas, los fieles aguardaban en las afueras, hasta que los grupos Guía y Scout encendieron el fuego mientras el celebrante llevó el Cirio Pascual, bendice el fuego para luego con un punzón graba la cruz en el Cirio. Traza en la parte superior de esta cruz la letra griega omega, en los ángulos que forman los brazos de la cruz traza los cuatro números del año en curso para encender el cirio con el fuego nuevo, lo mantuvo en alto, para entregarlo al sacerdote que lo secunda, quién ingresa al interior del templo donde se van encendiendo las lunes y los fieles con esa misma llama van encendiendo cada una de las velas portadas por la comunidad.
Preceden monaguillos y nuestros Diáconos, se procede a la bendición con incienso del cirio y el libro, para cantarse el pregón pascual.
La ceremonia ha tenido una muy particular expresión con el acompañamiento del coro que fue marcando con gran solemnidad los principales pasajes de esta conmovedora vigilia pascual anunciando la creación de un cielo y una tierra nueva, como expresó posteriormente el Párroco en el Día de Pascua, el día que el Señor ha hecho.
El sábado está en el corazón mismo del Triduo Pascual. Entre la muerte del Viernes y la resurrección del Domingo nos detenemos en el sepulcro. Un día puente, pero con personalidad. Son tres aspectos, no tanto momentos cronológicos, de un mismo y único misterio, el misterio de la Pascua de Jesús: muerto, sepultado, resucitado.
Tras el ingreso del público al interior del templo, todo a oscuras y con las velas encendidas, la celebración esta sustentada en una antiquísima tradición, de manera que los fieles, siguiendo la exhortación del Evangelio y con sus velas encendidas, aguardan el regreso del Señor para que al llegar los encuentre en vela y los haga sentar a su mesa para compartir la Resurrección del Domingo de Pascua.
Hemos compartido así un intenso fin de semana donde se renueva la esperanza. Los movimientos de la Iglesia en pleno participaron de cada uno de los actos y al decir de nuestro Párroco la comunidad de Coronel Suárez una vez mas se hizo presente en la mayor celebración de la Iglesia Católica.
El domingo de pascua en la misa que desde hace 24 años de manera ininterrumpida transmite La Nueva Radio Suárez seguida con todo entusiasmo y veneración por una amplia audiencia imposibilitada de concurrir a misa, en los centros asistenciales locales, el Cura Párroco insistió en el renacer de pascual, la alegría pascual pueda derramarse en todos, una pascua renovadora en la vida de cada uno de nosotros.
El Padre Diego expresó “Es el día donde el Señor, crea un cielo y tierra nueva, el día que el señor se ha hecho, por lo que es necesario redescubrir el bautismo, recuperar la fe y que el fuego de esa llama que encendemos se derrame en una luz para nuestros hermanos y nos fije el camino para el encuentro personal con Jesús”.

 
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