Tiene 87 años y la mayor parte de su vida ha estado dedicada al sacerdocio, por lo cual la entrevista con el ex Párroco de Coronel Suárez siempre resulta provechosa y casi una lección de vida de un hombre pleno de convicciones y feliz por sus decisiones a partir de la vocación sacerdotal.
Cuando le expresó a sus padres que lo que quería era estudiar para cura, y empezó a hacerlo, desde entonces inició una tarea pastoral que no ha dejado, que la sigue haciendo todos los días; y desde hace unos años en el Hogar de Ancianos Domingo Goñi, del que es uno de sus habitantes y donde, por su constancia y convencimiento, más todo el amor que ha desplegado cada día, ha conseguido que se instale una capilla permanente en una de las dependencias, donde cada mañana, a las 10 horas, hay muchos abuelos que esperan la misa diaria y la posibilidad de la eucaristía de la mano de este extraordinario sacerdote.
“A decir verdad creo que voy cada día mejor”, dice, prolongando la o al hablar, con su decir característico; y agrega: “bien del todo no, porque camino con ciertas dificultades, pero en lo demás voy bien, che! Me atiende muy bien la gente de acá, las enfermeras, médicos y todo el personal”, dice el Padre Daniel Melchior, respondiendo la consulta de la Radio.
Sobre la Pascua dice que “son días de gran alegría para mí. Desde la mañana me estoy acordando de la eucaristía y del sacerdocio. Gracias a Dios soy sacerdote y puedo seguir haciéndolo. Puedo celebrar la misa, puedo administrar la eucaristía y los demás sacramentos a la gente que asiste a la ceremonia. Para mí es un momento de grato recuerdo y les agradezco siempre a Dios y a la Virgen María, que me permitieran llegar al sacerdocio. Si llegué a esto fue por una bendición especial de Dios y lo soy todavía por una protección de Dios y de la Virgen. Por eso este día –por el Jueves Santo- es para mí un momento de mucha alegría, de muchos recuerdos”.
En el final de la nota dejó un mensaje para los suarenses: “recuerden todos que Cristo murió en la cruz por nosotros. Dios Padre nos amó tanto que cuando vio a la humanidad caída nos prometió y nos envió a su hijo querido. Esto demuestra un gran amor de Dios, por eso nuestra respuesta tiene que ser de agradecimiento a este inmenso beneficio que nos dio y que renueva en cada Semana Santa”.