Diego Areán es el Vicedirector del nivel secundario del Colegio FASTA San José y está próximo a consagrarse como Diácono, aunque todavía no está determinada la fecha exacta, la cual la debe disponer el Arzobispado.
Consultado explicó que “lo que nosotros estamos haciendo (refiriéndose a él y a Alberto Segui) es la última etapa de la formación hacia el Diaconado permanente, que consiste en una etapa de pastoral. Hay unos pasos previos a la ordenación en la que recibimos algunos ministerios y servicios para la comunidad. Eso nos marcará el tiempo hacia la ordenación”.
A la pregunta de ¿por qué eligió ser diácono?, respondió que “es un largo camino que fue tomando distintas formas a lo largo de mi vida. Hace 7 años no tenía claro, no estaba presente el Diaconado permanente en mis posibilidades. Desde muy chico siempre tuve una inclinación hacia lo espiritual, una búsqueda a respuestas y una necesidad de pertenecer y participar dentro de la Iglesia, que es una institución que amo. Siempre busqué desde dónde lo podía hacer; desde hace unos seis años le fue poniendo nombre, que fue el Diaconado permanente como un servicio a la Iglesia de una manera particular, original también para nuestra comunidad, porque no hay servicio de Diácono, y también con la posibilidad que me da la Iglesia de tener una familia, que fue algo que siempre ansié”.
Desde el Concilio Vaticano II se retomó esta figura que existía en los comienzos de la Iglesia, la del Diácono permanente, “como una manera de que la Iglesia pueda llegar a lugares que se habían perdido. Esto permite, más que nunca hoy, que el mensaje de Jesús se meta de verdad en la vida cotidiana. Es cierto que el presbítero, el cura, llega a lugares donde no podemos llegar, trae el sacramento de la confesión y de la eucaristía. Pero es cierto también que por la diversidad de actividades que realizan no pueden estar permanentemente en la vida cotidiana, entonces la Iglesia, en su sabiduría, ha rescatado esta figura para poder llevar a todos los lugares este mensaje de Jesús”, indicó Diego Areán.
Dejando un mensaje para este tiempo de Pascua, dijo que tiene que ver con “sostener esta bandera de la esperanza, la fe, la alegría, por sobre todas las situaciones de dolor. Cuando llegó la Cruz del Papa a Coronel Suárez hablábamos mucho de dejar en la cruz esos dolores que cada uno tiene. El Viernes Santo, cuando se exponga la cruz en todo el mundo, podremos saber que en esa cruz hay algo nuestro. La Pascua es saber que en ese dolor hay algo de la cruz, que ha sido redimido, redimensionado. No nos quita los dolores, pero le plantamos la bandera de la esperanza. La última palabra no es la muerte; en cada una de nuestra situaciones de vida, de nuestros dolores, la última palabra no la tiene la muerte, el dolor, la frustración, la angustia, la soledad. La tiene el Amor, la tiene Dios. El amor triunfa”.