En el Nuevo Gasómetro del Bajo Flores, el equipo dirigido por Edgardo Bauza retornó a la victoria, después de cuatro partidos, y quedó a tres unidades del líder, Colón de Santa Fe.
Julio Buffarini, la figura de la cancha, abrió la cuenta a través de un tiro penal a los 29 minutos de la primera etapa, luego de una infracción que el arquero Cristian Campestrini le cometió a Mauro Matos.
Y el juvenil Héctor Villalba, a los 34 del complemento, decoró el marcador, con una perfecta definición, en una típica contra en la que la maniobra fue iniciada por el cordobés, uno de los más ovacionados de la noche por el público local.
Como contrapartida, Arsenal está cumpliendo una floja campaña y reúne apenas 10 puntos en 11 presentaciones. El equipo de Sarandí está abocado principalmente a la Copa Libertadores, donde avanzó a la segunda fase, y parece haber descuidado este tramo en el certamen local.
El partido se inició y San Lorenzo mostró una predisposición ofensiva ausente en otros compromisos. Es cierto, sin llegar a posición de gol en forma continua, pero con la postura concreta de inquietar a Campestrini.
Así, el conjunto de Boedo avisó con sendos disparos de Piatti y Buffarini, todos desde fuera del área, que dieron un preanuncio de lo que podía suceder.
Y en 28 minutos, Buffarini metió un pase en cortada para la entrada de Matos y el exdelantero de All Boys se fue abriendo hasta que el arquero le cometió penal. La ejecución, a cargo del ex-Talleres de Córdoba y Ferro, le entregó alivio al elenco conducido por Bauza.
De allí hasta el final se vio una versión mejorada de San Lorenzo, con Leandro Romagnoli moviendo los hilos en la mitad de la cancha y Ángel Correa intentando ser punzante en cada corrida.
El juvenil delantero rosarino tuvo el segundo a los 45m., pero Leandro González Pirez restó la pelota sobre la raya.
En la segunda mitad, en un vicio que suele ser común, el local se retrasó, le cedió la pelota a su adversario y se paró como para la contra, aunque no pasó demasiados sobresaltos y golpeó de contra.
Entonces, Arsenal, con el argumento de la pelota parada como principal alternativa, intentó causar daño sobre la valla defendida por Cristian Álvarez.
Un remate bajo de Iván Marcone a los 11 exigió un buen control del arquero local y Martín Rolle ejecutó varios tiros de esquina en forma cerrada, con la pretensión de convertir algún gol "olímpico" que pudiera complicar. Pero a los orientados por Gustavo Alfaro les faltó claridad y contundencia en los metros finales.
Entonces, San Lorenzo siempre dio la sensación de estar cerca del segundo y de liquidar el pleito. Lo tuvo Matos y lo tapó Campestrini; se mandó Santiago Gentiletti al área rival y Diego Braghieri la sacó casi sobre la raya.
Y en una réplica, devenida de una muy buena maniobra colectiva, el local festejó el segundo: Buffarini robó una pelota en campo propio, avanzó en la cancha y cedió a Correa, quien metió un pase hacia la derecha a Villalba que definió con clase ante la salida de Campestrini.
Así, más allá de que el rosarino Álvarez (de lucidas intervenciones) tuvo un sofocón sobre el final en una doble tapada sobre Julio Furch y Rolle, San Lorenzo consiguió un triunfo que se basó en un sólido rendimiento.
Fuente: Ambito Financiero.