Ha sido una semana de festejos; primero en el campo de Miguel Fernández y luego en la soleada tarde otoñal del viernes pasado en el Hogar de Ancianos Domingo Goñi, donde Don Ismael vive desde hace unos años y para ello se reunieron los residentes de la institución, el personal, cuerpo directivo, allegados y colaboradores que demostraron su cariño y afecto para un hombre que supo ganarse respeto y admiración en los ambientes tradicionalistas de nuestra región.
Sonriente como siempre, y con algún mensaje risueño a flor de piel, Don Ismael agradeció las muestras de cariño, levantó siempre su mano para agradecer el festejo que se organizó de una manera sencilla pero amable para este paisano que es un símbolo distintivo del acervo cultural nativo de nuestra zona y para bien decir un verdadero personaje.
Recibió apretones de mano y se lo vio complacido porque “dicen que ando cumpliendo 100 años y la verdad que parece mentira que detrás de este cuerpo que tiene innumerables achaques producto de las jineteadas, el rudo trabajo del campo y el quehacer al aire libre haya aguantado tanto tiempo y no deja de ser una gran felicidad que uno siente, sobre todo por verse rodeado de tanto cariño y gente amiga, que es la mayor herencia que he recogido en este tiempo centenario”, respondió Don Ismael cuando todos los formulaban la remanida consulta: “¿cómo se siente cumpliendo 100 años?”.
Por allí desliza como siempre “y cuando pueda quizá me case también todavía”.
A modo de ironía este hombre de campo deja sus sabias enseñanzas y tras de si una trayectoria que muchos recuerdan por su paso por los acontecimientos gauchescos y todo lo que ha significado para la cultura de nuestro pueblo.