El calendario escolar 2013 finalizó el 17 de diciembre, es decir que “por calendario” hace cien días que los alumnos no asisten a sus escuelas, aunque la realidad marca más de 110 ya que los niños y jóvenes habitualmente dejan de asistir a sus clases la primer semana de diciembre.
Cuando los gremios docentes anunciaron un paro por 72 horas para el miércoles 5, el jueves 6 y el viernes 7 de marzo, nadie imaginó que comenzaba a gestarse el conflicto más duro que atravesaría al sistema educativo de la provincia de Buenos Aires desde hace 10 años. Lo único seguro entonces era que por tercer año consecutivo las clases no comenzarían en la fecha pautada en el calendario escolar oficial. Pero la huelga se extendió y se extendió hasta dejar literalmente paralizadas a las escuelas públicas, que hoy cumplen 16 días ininterrumpidos sin alumnos en sus aulas.
La falta de acuerdo entre el gobierno provincial y los maestros acerca del aumento salarial para este año mantiene a casi tres millones y medio de niños y adolescentes sin clases, y esa situación ya cumplió el equivalente a tres semanas ‘normales’, es decir, sin contar feriados. El conflicto, para peor, muestra dos caras, lo cual deja al desnudo una dura situación de desigualdad: escuelas públicas cerradas y colegios privados funcionando con total normalidad. Es que si bien el sindicato que nuclea a los docentes privados, el Sadop, pertenece al Frente Gremial Docente Bonaerense -junto con el Suteba, la Feb, Uda y Amet-, la seccional provincial se alineó desde un principio con la conducción nacional de la entidad y acató la conciliación obligatoria que dictó el ministerio de Trabajo de la Nación. Así, en territorio bonaerense, muchos colegios privados sólo vieron alterado su funcionamiento un día: el miércoles 5 de este mes.
¿Cómo se podrán recuperar los días de clases perdidos por la huelga docente? La pregunta representa un verdadero quebradero de cabeza para las autoridades educativas, aún cuando todavía no se logró resolver el conflicto salarial que mantiene paralizadas a las escuelas públicas bonaerenses y este año los alumnos siguen sin pisar las aulas. La respuesta al interrogante es más difícil de encontrar a medida que el conflicto se profundiza y se acumula el tiempo escolar perdido: ya son 16 días ininterrumpidos sin clases. Así, al mirar el apretado calendario escolar, la pregunta es cómo equilibrar tiempo y contenido de aprendizaje. De los 190 días que marca la ley para el almanaque escolar, el paro docente ya los redujo a 174. Esa cifra enciende todas las señales de alarma: un relevamiento periodístico mostró que el conflicto podría arrastrar a los alumnos bonaerenses a alcanzar un nivel de actividad escolar comparable al de los países con menos días de clases en el mundo. Hoy, frente a un horizonte que no da señales de una pronta salida, los estudiantes de la Provincia casi igualan en días escolares a los de Haití, con 175. De los incluidos en el relevamiento, el país con más días de clases es Japón, con 243 y el de menos es Bolivia, con 160. Y si bien hay que decir que por los constantes conflictos, asuetos y jornadas de capacitación, los 190 días pasaron a ser una cuestión casi meramente simbólica -ya que en general no hay provincia que pueda cumplir siquiera 180-, lo cierto es que la sensación general es que ya no hay tiempo real para compensar los días perdidos. A lo largo del conflicto se mencionaron distintas alternativas para ajustar contenidos y poder dar los programas completos. Cuando los días de paro acumulados eran 13, el jefe de Gabinete Alberto Pérez dijo que las clases que se perdieron “se podrían recuperar extendiendo la jornada escolar una hora durante las próximas semanas”. Ese mismo día, la directora general de Cultura y Educación, Nora De Lucía dijo que se estaba evaluando “sacar una ley de emergencia para cubrir el servicio escolar”. “¿Y quienes lo cubrirían?”, se le preguntó. “Se haría con docentes de institutos superiores”, aseveró la funcionaria. Sin embargo, hasta ahora no se avanzó en ese sentido. ¿Qué otras medidas se podrían tomar para atenuar los efectos del paro en los programas escolares? Especialistas plantean la necesidad de focalizar contenidos, reducir jornadas de capacitación y dar más tareas. Aunque parece inevitable la necesidad de recortar los planes de estudio. Y a las dificultades hay que sumarle que para los estudiantes los primeros días de clases -y sobretodo tras un receso tan extendido- son más complicados a la hora de retomar las rutinas escolares. Algo que por ahora nadie sabe cuándo ocurrirá.