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Personajes de la ciudad.
"El zambita" Ismael Campusano está cumpliendo 100 años... y hay que celebrarlo!
Nació un 28 de marzo de 1914.
Por Jorge Alberto Dukuen.
Primera parte.

“El zambita” Ismael Campusano está cumpliendo 100 años…
Historia que integra el libro “personajes populares de Coronel Suárez”, Autor Jorge A. Dukuen.
La vida de un gaucho de nuestra historia… Don Ismael Campusano.
Don Ismael Campusano nació en Carhüé un 28 de marzo de 1914. Casado con Josefina Salías, y con 3 hijos: Omar, Rubén Horacio y Mercedes Mabel -todos radicados en Bahía Blanca- Ismael es abuelo, bisabuelo y tatarabuelo. Hoy cuenta con 98 años, y desde hace unos 8 años vive en el Hogar de Ancianos “Domingo Goñi” de nuestra ciudad. Campusano es un hombre muy querido y conocido en el ambiente rural. Es así que todos los años, el 28 de marzo, se lo agasaja en su cumpleaños. En 2012 se le festejó su cumpleaños número 98 en el establecimiento de campo “Santa Clara” de Miguel Fernández, quien junto a su esposa Liliana Bockenheim, los vecinos Alfredo Anoll y Carlos Paolorossi y acompañados por la exquisita música folclórica de las guitarras de Oscar Nazareno Astuti, los hermanos Gómez, el payador Walter Mosegui, Atilio Reynoso y varios más -además de la presencia de otros invitados- agasajaron a Don Ismael Campusano con un rico asado compartido con alegría por todos los presentes. Don Ismael es muy querido por todos produciéndose así un profundo cariño, que es de ida y vuelta en el camino de la vida...
En el festejo hubo exhibición de destrezas gauchas, jineteada de novillos y de caballos. También se pudieron observar habilidades varias en la pialada de animales del dueño de casa. Luego se entonó el Himno Nacional y acompañado por los folcloristas nombrados siguió el homenaje, entre mates y tortas, brindado al querido don Ismael Campusano.
Un gaucho de nuestra historia...
Esta historia se realizó entendiendo que Ismael Campusano es un personaje de nuestro pueblo y de una gran zona rural, contando con la virtud que da la experiencia de la vida, esa misma que a veces aflige el espíritu y otras los llena de felicidad.
Tras una charla cordial, realizada en el quincho del Hogar de Ancianos “Domingo Goñi”, fuimos descubriendo al niño que se hizo hombre de golpe, sin tiempos de maduración y mediante el esfuerzo de los trabajos rudos que tuvo que realizar. Así emergen los caminos de la vida desandados, en su rostro, sus ojos, su piel... Don Ismael nombra a sus compañeros del Hogar y señala que está muy bien atendido por el personal del mismo. A través de esta historia en homenaje a Campusano va nuestro sencillo homenaje a todos los trabajadores rurales, a los paisanos, esos criollos de nuestro Distrito y la zona, que han brindado lo mejor de si entregando su sangre y hasta sus huesos a esta tierra con su esfuerzo diario y su aporte a la riqueza de nuestro país.
La muerte de su padre y una vida difícil...
Con solamente un mes de concurrencia a la escuela primaria (sabiendo leer y escribir) y con 11 años de edad, Ismael Campusano y sus hermanos acompañaban en el trabajo diario a su padre, criollo de buena cepa, en la Estancia “Las Nenas”, situada en Chasicó (Pcia. de Buenos Aires).
Un día y en un momento inoportuno, nos aclara Ismael Campusano, mientras llevaban una majada de ovejas para vender a un vecino, se cruzan en un arroyo con otro paisano, el cual con su padre “ya se tenían bronca” y en el desarrollo de la pelea que se produjo de inmediato, Campusano padre muere de un tiro. A su vez el homicida quería matar a Ismael y a uno de sus hermanos. Los niños, al ver a su padre muriendo reaccionaron con bronca y le pegaron unas patadas al asesino. Intervino otro paisano quien increpó al criminal diciéndole: -Dejalos, ya les mataste a su padre!!!´. “Cosas del destino ¿no?”, asiente con la cabeza don Ismael, al recordar este momento triste y cruel.
Su madre quedó viuda con 12 hijos, entre mujeres y varones. Tuvieron que vender las ovejas y los caballos que tenían para subsistir... Vinieron momentos difíciles en que los hermanos Campusano debieron salir a “rebuscárselas” para poder vivir, haciéndose hombres de golpe.
En Estancia “Santa Ana”
Con el antecedente de que su padre ya había sido puestero en la Estancia “Santa Ana”, Ismael comienza a trabajar en este establecimiento agropecuario de Daniel Amadeo y Videla, padre de Marcelo y Daniel Amadeo y Videla (h).
Metido de pleno en la charla, Campusano comenta que en tiempos que gobernaba el país Perón, se dirigió con el señor Rufino Nova, comprador de hacienda, a un remate especial de hacienda en Venado Tuerto. En la tarea de clasificar la hacienda se hallaba Campusano cuando se le acerca otro paisano y lo increpa: -“`¿Qué está haciendo usted acá?´ –`Estoy trabajando para mi patrón, pero éste le responde:- `¡Se me va afuera!´ y me salió pisando con el caballo.... Yo me calenté y le dije a Nova:- `¿Cómo me pone a trabajar acá?... este hombre casi me pega!´, ya tenía ganas de pelearlo...”, nos comenta sonriendo Don Ismael .
“Luego se me acerca el encargado de la Feria, Guillermo Boyle y me explica que eran `manejados por el sindicato´, aunque no sabían trabajar `había personas que estaban ahí, tenían que trabajar´”.
Boyle le solicita a Campusano que le dome un caballo “muy macaco”, pero le recomienda: -“póngale el recado...”. Ismael comenta con picardía: “le di unos rebencazos y luego le puse la montura al alazán y lo saqué andando...”. Don Ismael trabajó en esos remates especiales en la Estancia “La Carolina”, con hacienda de la firma Amadeo y Videla, por medio del patrocinio del citado Nova.
Una vida de trabajo...
Campusano supo de trabajo rudo en el campo con la pialada de caballos, en la tarea de bolsero en las cosechas en distintas estaciones y pueblos y hasta con una compañía en la Base Naval, colocando el tendido de gas. También trabajó en la edificación de los monoblock en el Quinto Cuerpo de Ejército de Bahía Blanca. Y anduvo a caballo llevando hacienda para escritorios de esa ciudad. Además recorrió trabajando los pagos de Huanguelén. En Teniente Origone, Don Ismael fue ocupado como bolsero en las cosechas que duraban un mes. Supo de descardar sembrados de trigo a 50 centavos y 1 peso por día con el escarpillito (sacando el cardo). Don Ismael Campusano también concurrió con tropillas de caballos a Palermo, Buenos Aires.
Pialando en Pedro Luro...
Don Ismael nos cuenta que “Pasando el tiempo me fui a trabajar a la estancia ´Las Isletas´ de Pedro Luro. Tiempo después una hermana me avisa que en la Estancia ´La Providencia´ necesitaban un peón, donde entré limpiando las bañaderas de animales, trabajé de a pie... me trataban como a un croto”.
“En otra oportunidad allí viene un paisano de apellido Molina y me pide que le galopee una tropilla, a lo que le contesto: -`No, no puedo yo no conozco al mayordomo´. Al poco tiempo me dieron varios mancarrones que `andaban largaos´ y me piden `los que son más fácil los agarra y los que no los larga. Le voy a pagar $ 8 pesos por caballo...´, me dijo Molina”.
“Un tal Saldaño me prestó soga que yo no tenía, pero si el recado. Les pialé unos cinco caballos y a este Saldaño un `Tordillo´, mientras se iba haciendo el asado al asador, que me lo atendía algún paisano, yo buscaba los caballos” .
El gaucho Campusano en la caricatura de Molina Campos..
Transcurriendo la década de los ´50, en otra oportunidad y estando en la Estancia “Las Calaveras” de un señor Paulet, ubicada en el pueblo de Juan M. Fernández (Pcia. Buenos Aires) Don Ismael estaba esperando que trajeran un potro al que llevaban a la manga.
Una presencia especial recorría con su vista todo: nada menos y nada más que el famoso caricaturista argentino Molina Campos quien lanzó una pregunta general a los paisanos presentes: -“¿Cómo, y los gauchos dónde están...?”.
“Estando en la manga, mi capataz quiere pialar al potro que tenía yo y el caballo lo tiró a la m......... Calladito la boca yo me fui a subir al caballo pero había un señor que no quería que lo piale..., le digo entonces a éste amistosamente: `Yo estoy acostumbrado a subir, tengo una rastra y un puñal, si su caballo me voltea se los doy...´, pero le aclaré que `...capaz que no nací arriba de los caballos... no soy tordo ni chimango, ellos vuelan arriba del lomo de los caballos, yo no, pero me le animo...´. Mi capataz lo convenció de que me dejara intentarlo... `Lo c........ a rebencazos y lo domé...´, apunta riendo Don Ismael Campusano. “Luego una señora me pidió el sombrero y me juntó un platal entre los ricos”.
“Después de pialar este caballo se me acerca Molina Campos –que ya me había observado- y me dice alagándome: -`Pero que había sido de a caballo usted...´ – `No señor, yo soy más o menos, pero estoy acostumbrado a subir...´, le contesto. Molina Campos pregunta:- `¿Usted sabe quién soy yo...?´ – No señor, le digo y me contesta: -´Soy Molina Campos... y le voy a hacer una caricatura linda de usted porque es de a caballo...´, riendo a carcajadas y orgulloso Don Ismael Campusano recuerda ese momento..., aunque aún se pregunta qué se hizo de la misma, lamentándose. Pienso para mis adentros que en las caricaturas de Molina Campos donde hay un gaucho sobre un caballo, está representado Don Ismael Campusano. (CONTINUARÁ).

 
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