Tenía apenas 5 años cuando esta salteña de nacimiento pasaba con sus padres frente a la puerta de la peña Valderrama y quedó embelesada escuchando una música muy particular que salía del interior del lugar. Era el maestro Isbelio Godoy, quien algunos años después se transformó en su profesor.
El año pasado Sara Singh estuvo en Coronel Suárez brindando un espectáculo en el Teatro Italia, donde deleitó con su música a todos los presentes.
En estos días ha estado de paso por la ciudad, visitando a sus amigos y haciendo una gira artística por la zona. Y preparando la presentación que hará en Huanguelén el día 28, a beneficio de ADISCA, y el día sábado 29, en el Teatro Italia, a beneficio de Suárez Da Vida y del Centro del Lenguaje y la Comunicación.
Sara es una artista que sorprende por su forma de ejecutar un instrumento angelical en sus sonidos y porque es posible encontrarla de pronto en un escenario o en una peatonal de alguna ciudad haciendo un actuación a la gorra. En ambas ocasiones bellamente vestida, en respeto a sí misma y al público que se detiene a escucharla.
Del concierto que llevó a cabo en Coronel Suárez dice que “era un desafío, porque siempre mis conciertos eran compartidos con otros artistas en el escenario. En esta ocasión fue el arpa solo en el escenario. Tenía la ansiedad de saber ¿qué sucederá? Estuvo la sala llena y cuando di el primer tema el abrazo que tuve con la gente con sus aplausos fue emocionante. Y la conexión que pude alcanzar a través de mi música fue especial: la gente logró sentir lo que yo sentí en el escenario, fue sin palabras. Mi público y yo transportados a otro mundo”.
Recuerda cuando escuchó por primera vez el sonido del arpa: “quedé como hipnotizada”. Cuenta que pasó por otros instrumentos, “pero no conseguía quien me dictara clases. A los 16 años recién doy justo con la persona a la que yo había escuchado la primera vez. Isbelio Godoy me tomó a prueba, si daba en el primer mes me seguía dando clase. Fue mi profesor y cuando vio que era pasión lo que yo sentía por este instrumento empezó a transmitirme todos sus secretos. Me hizo prometer que no dejara nunca el arpa. Me dijo que me iba a costar mucho hacer la carrera, no era fácil dar un paso como músico y menos con este instrumento”.
Desde entonces Sara sigue luchando, haciendo lo que le gusta “y lo lindo que la gente me acompaña en esto, donde vaya”.
Sara no empezó como artista a la gorra, empezó en escenarios, en festivales. Viajó a Buenos Aires, para darse a conocer. Había que llevar demos, esperar meses por un llamado, hasta que alguien le dijo que probara tocando en la peatonal.
Cuenta que “un día me animé. Creo que estuve apenas 7 minutos, me moría de vergüenza! Pero esos 7 minutos tapé la peatonal. Los escenarios más difíciles son la calle y la televisión, uno porque no sabes lo que te vas a encontrar, y el otro porque no sabes lo que opina la gente del otro lado. Fue esta una manera de difundir la música, descubrí que así la gente me conocía y aquellos que alguna vez me cerraron la puerta me terminaron contratando, pero ahí, en mi oficina de la peatonal”.
Hace unos meses atrás estuvo en Roma. Hizo lo mismo que en Argentina, se vistió con sus mejores galas y con su arpa se puso a tocar en un paseo público. Si bien la Policía tiene por costumbre limitar el tiempo de estadía en calles y plazas de los artistas, a Sara la dejaban que tocara cuanto quisiera. Como en nuestro país, inmediatamente ejecutaba los primeros sonidos el público comenzaba masivamente a congregarse.
Sara Singh el 28 en Huanguelén, el 29 en el Teatro Italia de Coronel Suárez. Una prodigiosa artista en un espectáculo para no perdérselo.