En un acto de fe que desde 49 años se repite desde el año 1961 donde después de una prolongada sequía y tres procesiones consecutivas, volvió a llover para bendición de todos nuestros campos, tras serios perjuicios en la producción chacarera de nuestra zona.
Fue el Padre Juan Peter que hace 49 años atrás cumplió con la iniciativa, con la colaboración de la gente, la donación de las tierras por parte de su propietario Sr. Pin y la llegada desde Fátima, Portugal de la réplica de la Virgen que preside la celebración anual.
Todos los años la imagen llega en su carroza, transportada por los fieles, custodiada por los jinetes pertenecientes a la Agrupación del Pueblo Santa Maria y el grupo de equitación que dirige Paula Resch y una numerosa procesión que se inicia en las puertas mismas de la Parroquia Natividad de Maria Santísima hasta arribar a la gruta.
Allí se le da la bienvenida, no faltan las manos en alto, los pañuelos blancos y rápidamente el Coro Parroquial Santa Maria comienzo con la interpretación de sus cánticos mientras el Padre Antonio Vedellini y el párroco del Pueblo San José Mario Schmidt iniciaron la concelebración religiosa, con las lecturas del día, la santa homilía y la consagración para compartir luego en la mesa del señor la eucaristía.
El sacerdote enfatizo en el párrafo del evangelio, cuando nos convoca a vivir en el amor y en consecuencia interrogo si ¿hemos sabido v vivir en el amor? Como lo indican los principios fundamentales de toda vida cristiana.
La fe puesta de manifiesto por tantos vecinos de los tres pueblos alemanes, la gente de campo, de toda la zona rural como así también los fieles de nuestra ciudad que renuevan su fe y devoción mariana se transforma en el atardecer del domingo, con el bellísimo marco natural que rodea todo el sector de la ermita en un día luminoso, cuidado, mantenido hasta el mínimo detalle y muy próximo de allí, la denominación y la bienvenida a Pueblo Santa Maria conforman una paisaje espiritual de gran impacto emocional coincidiendo en el fondo con las imágenes del cordón serrano que nos rodea.
El infinito agradecimiento a Nuestros Señor por los beneficios de la tierra recibidos, la oración por los difuntos que tanto han contribuido por este espacio y por todo los bienes materiales y espirituales que nos han dejado y el fortalecimiento a través de la fe mariana personificada en la santa Virgen que es motivo de una veneración muy particular, si tenemos en cuenta toda la historia que la rodea en las lejanas tierras de Fátima en Portugal.
Simultáneamente se produjo la bendición de las espigas, otro magnífico acto de fe y acción de gracias por los frutos de la tierra, mientras caía una radiante tarde con los rayos ocultándose tras la profusa arboleda y las sierras limpias, imponente detrás de la ruta 85.
Y el año que viene para esta fecha emblemática, es decir el 21de febrero del 2015, estaremos celebrando los 50 años, donde se prevé una conmemoración especial y hasta la virgen tendrá su corona original que se encuentra en la actualidad muy bien custodiada.