Hace unas semanas atrás –están todavía de visita en el país- estuvieron en Coronel Suárez cinco integrantes de las tribus urarinas.
Se trató de la presencia de cuatro adultos y una menor, hija de uno de los matrimonios visitantes, que pertenecen a comunidades originarias, ancestrales, que habitan en el interior de la amazonia peruana.
Estuvieron en la ciudad, invitados por Comunidad Cristiana, ya que desde hace unos años, hay un pastor evangélico y su esposa que están realizando una tarea pastoral desde Iquitos –la última ciudad antes de adentrarse en la selva amazónica de Perú, en zonas donde al caudaloso río nace, para desaguar luego en la costa de Brasil, sobre el océano Atlántico.
Son pueblos originarios que están muy castigados por la explotación económica que la civilización occidental realiza de la selva, que ha hecho antes, y que lleva a cabo actualmente.
La explotación petrolera que están llevando a cabo empresas multinacionales está matando la biodiversidad en la que viven y de la que se sirven.
Hay comunidades urarinas que han tenido que dejar de pescar en determinados márgenes de río, porque los peces están contaminados por los metales pesados que se vierten producto de la explotación petrolera.
Y la selva también se reciente enormemente con este abuso.
Por eso, a la par de hablarle de Dios y llevarle su mensaje, la intención es proporcionarle alternativas de producción, de cultivo, otros medios de vida, que les permitan la supervivencia.
Ese fue uno de los objetivos del viaje que están haciendo por diferentes lugares de la Argentina, y que se logró por el aporte económico que tres iglesias, incluida Comunidad Cristiana de Coronel Suárez, realizaron para hacer posible esta recorrida.
La Nueva Radio Suárez entrevistó a Néstor Alebuena y Gabriel Nebbia, para preguntarle sobre lo que implicó este intercambio cultural con comunidades tan distintas.
Contaron lo que fue escucharlos cantar canciones en idioma urarina, y escucharlos hablarle a la gente de Dios.
“Eso nos enseñó que no importa lo diferente que seamos en apariencia, el mensaje de Dios llega al corazón de todos los hombres, no conoce fronteras”, dijeron Nebbia y Alebuena.
Y aprendieron también sobre la sencillez: “vivimos preocupados de cosas materiales, muchas veces dejamos la vida por tener un teléfono mejor, un auto mejor, más comodidades, y la felicidad de la vida está en cosas más sencillas, más simples, en el encuentro con el otro, en disfrutar de la naturaleza, en saber ver lo que nos rodea y en saber agradecer por lo poco o mucho que tenemos. Eso fue una de las cosas fundamentales que nos enseñaron los urarinas en los días que compartimos”.
Contaron, que el compromiso es seguir trabajando y aportando para la tarea evangélica que realiza el pastor y su esposa que está dedicado a esta tarea evangelizadora.