Un día antes de anunciar el nuevo IPC Nacional, algo que fue tomado por el mercado como el paso previo (y necesario) para acercarse al mundo financiero, el ministro de Economía -Axel Kicillof- tuvo una reunión clave con un grupo de banqueros. El cónclave fue este miércoles con representantes de dos entidades internacionales, el Deutsche Bank y el UBS. La razón, simple: escuchar propuestas para que la Argentina evite un nuevo default de la deuda por los juicios en EEUU y eventualmente consiga fondos frescos en los mercados internacionales.
De esta manera, el Ministerio de Economía abrió el juego para empezar a solucionar este frente de conflicto. Sabe Kicillof que de continuar sin un plan para negociar con los denominados fondos buitre, la Corte Suprema de EEUU terminará condenando al país a pagar o a ingresar en un nuevo default de la deuda. Por eso, el ministro quiso llevarse de primera mano qué alternativas manejan los banqueros para evitar otra crisis.
Kicillof escuchó en boca de los banqueros un análisis sobre la situación que tiene la Argentina por delante en el juicio con los holdouts, y las alternativas para llegar a una solución "viable". También quedó en claro que la idea del fondo Gramercy, luego de ser rechazada por Paul Singer (el dueño de Elliott Management), fue descartada.
Cada entidad llevó su propuesta, la cual además de consistir en un plan para arreglar la deuda en default, habría promesas de nuevo financiamiento en los mercado de capitales. Es crucial para el Gobierno que las propuestas de los bancos tengan ambos condimentos.
Si bien no trascendieron los detalles de las propuestas del Deutsche y UBS al Gobierno, una de esas entidades estaría trabajando en tándem con el abogado Eugenio Bruno del Estudio Garrido. Consultado por Infobae, Bruno no se pronunció acerca de tema y tan sólo dijo que "sigo trabajando como hace meses en una propuesta integral para deuda".
Los bancos le habrían llevado a Kicillof no sólo propuestas para negociar con los acreedores sino también planes para conseguir financiamiento en los mercados. Algunos, incluso, creen que el Gobierno podría conseguir u$s10.000 millones en dinero fresco para las reservas mediante el acceso a los mercados si terminan con el juicio con los holdouts. También prometen "tasas de un dígito" y mejorar el perfil de los pagos de la deuda de los próximos años.
Sea como fuese, los pasos de Economía van en el sentido de ir cerrando los frentes. El sinceramiento de la inflación acercará al país a tener mejor relación con el G20. Esto facilita la relación con los organismos multilaterales de crédito para obtener préstamos del Banco Mundial, el BID y eventualmente el FMI (ésto último descartado por ahora). Lo que se busca del Fondo es que quite la moción de censura que le aplicó al país.
La opinión favorable del FMI por la nueva medición de inflación es crucial para llegar a buen puerto con el Club de París, deuda que asciende a u$s10.000 millones. En medio de todo esto, llegar a un arreglo con los fondos litigantes que piden u$s1.330 millones en los tribunales de Nueva York resulta vital.
La semana que viene el Gobierno apelará ante la Corte Suprema de EEUU el segundo fallo de la Cámara de Apelaciones, que aprobó la forma de pago propuesta por el juez Thomas Griesa. De esta manera, buscará que la Corte tome la causa y rechace tener que pagarle primero a los holdouts que no ingresaron al canje. El máximo tribunal no tiene plazo para expedirse si toma o rechaza la apelación. De todas formas, se cree que no tomará la causa. Vale recordar que el primer fallo ya fue rechazado para su tratamiento por la Corte Suprema. Por lo tanto, los tiempos empiezan a apremiar y precisamente por eso Kicillof acelera la toma de decisiones para evitar un default de la deuda.
Fuente: Infobae.