La Nueva Radio Suárez dialogó con la Psicóloga Silvia Menéndez, consultándola inicialmente sobre el aumento del consumo de drogas en la juventud. Las respuestas que obtuvimos fueron muy interesantes e implican un desafío a la tarea de ser padres.
“Primero hay que tratar de no cargar las tintas sobre los jóvenes. Ellos aprenden de nosotros permanentemente y nosotros (los adultos) somos adictos a muchas cosas: a la imagen, adictos a la comida, al dios dinero, a parecer, a los psicofármacos (que son adecuados cuando se trata de personas muy desbordadas, pero hay gente que los consume de una manera escandalosa). Todas estas personas son adictas y los chicos también son adictos, porque son hijos nuestros y van mamando lo que nosotros les vamos enseñando”.
Expresó que de los jóvenes y sus adicciones le preocupaba “la adicción a la imagen, al celular, al Facebook. Viven colgados de eso y pareciera que el resto del mundo no existe. Se van naturalizando ciertas actitudes, como el gastar 8 horas de la vida de cada uno para ver que hace el otro; es alienante que estén gastando ese tiempo, que sería maravilloso en tiempo real y no virtual, como es en la mayoría de los casos. Pensemos que ya no existe más que los jóvenes se reúnan a tomar mate en casa de sus amigos. Se ha perdido la idea del grupo joven, salvo algunas excepciones. Creo que hay que ir al rescate de eso, al rescate de los deportes”.
Sobre este particular comento la Psicóloga Menéndez que “a los chicos que están en tratamiento por adicción a los estupefacientes les pregunto qué relación tienen con la educación física, porque están creciendo, están en plena formación. Me responden que ‘nada’, no existe registro de la necesidad de hacer algún deporte”.
Se preguntó “¿por qué los chicos se ven cansados?” y respondió que “porque se quedan en la computadora hasta la 6 de la mañana o porque salieron al boliche a las 4 y vuelven a su casa a las 10 de la mañana. El sistema dispone las cosas de esta manera y los adultos, que somos los que vamos moviendo los hilos de este sistema, estamos contribuyendo a eso. Es decir, nos estamos quejando de lo que nosotros mismos estamos propiciando y permitiendo. Así los chicos se hacen adictos a espacios donde se sienten contenidos y que muchas veces no son los mas saludables”.
Agregó la profesional que “los chicos consumen lo que el mundo adulto les provee y si nosotros no les generamos otra alternativa van a consumir de lo que hay, y de manera escandalosa”.
Consultada Menéndez sobre la forma en que trabaja en el consultorio, cuando le llega una problemática de consumo de alcohol y drogas por parte de un menor, dijo que “lo primero es convocar a los papás, a todo el contexto familiar; provocar en esa familia el darse cuenta que el chico no es culpable de eso que está ocurriendo, sino que es víctima; trabajar en el refuerzo de la autoestima de ese chico, porque generalmente en ese espacio en el que se metió encontró cobijo y reaseguro, así que hay que mostrarles que eso puede buscarlo en otro lado, que sea sano y que las herramientas para hacerlo están dentro de él”.
Concluyendo reflexionando: “este es todo un proceso en el que la familia contribuye ciento por ciento”.
Preguntada en torno a las cosas que les gustaría recalcar a los padres, dijo que “siempre pongo la mirada en el pasado, pero en las cosas sencillas, en el valor de las cosas simples, en el acercarme a mi hijo y preguntarle ¿cómo estás?, ¿qué te pasa?, ¿cómo están tus cosas? Si te mandaste una macana veamos por qué lo hiciste y cómo lo podemos arreglar. No en el lugar de juzgarte, sino en el de escucharte y entender que en algún momento estuve en el mismo lugar que vos y tenía las mismas incertidumbres. Darle nuestra confianza y asegurarle que lo voy a seguir queriendo igual”.