Servicio Meteorológico Nacional - Coronel Suárez.
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Andrea Pérez, enfermera de Neonatología del Hospital.

“Es una profesión difícil. No se puede desarrollar si no media la vocación”.
“El entorno de trabajo debiera ser más saludable y el compromiso de quienes nos gobiernan deberían ser mayor para con nosotros”.

Hace 24 años que Andrea Pérez es enfermera. A pesar de su juventud hace muchos años que ejerce esta profesión, de la que dice no estar cansada.
“El agotamiento viene por otras cuestiones. El enfermero tiene mucha responsabilidad en su tarea diaria y esto tendría que ir de la mano con una remuneración acorde y de las acciones políticas que ayudarían a que el enfermero esté en condiciones óptimas en su lugar de trabajo” expresa Andrea, con la convicción que la caracteriza.
Luego señala, no sin emocionarse, “como siempre trabajamos con personas todos los días nos enfrenamos a situaciones diferentes. En cuanto a lo social, cada vez es más difícil, cada vez hay más problemas. Esto es lo que cansa: el remar contra la corriente en algunas cuestiones. El entorno de trabajo debiera ser más saludable y el compromiso de quienes nos gobiernan deberían ser mayor para con nosotros”.
“Es una profesión difícil, una tarea diaria con mucha responsabilidad; no puede existir medicina sin enfermeros, el trabajo en salud es en equipo y dentro de ese equipo el enfermero tiene múltiples facetas que ninguna otra profesión la tiene, por eso deberíamos estar ayudados y comprendidos para avanzar en esto. Yo creo que tenemos mucho para dar, para investigar, pero que no se pueden llevar a cabo porque hay escaso personal. Por eso no podemos desarrollar tareas de investigación, educación y prevención, que ayudarían mucho al cuidado de la salud en general de todos”.
Luego de hablar de lo que falta, Andrea Pérez habló de lo que sobra en el cuerpo de enfermeros de cada uno de los centros de salud: “vocación” dijo, y agregó: “si no es imposible. No cualquiera es enfermero, este trabajo se elige por vocación”.
Y sobre la enfermería en el área de Neonatología, Andrea Pérez destacó que “se viven muchos momentos críticos, donde hay que estar muy calmos, transmitir esperanza, sin dejar de advertir sobre el grado de gravedad de ese pequeño paciente, diciendo que nosotros vamos a hacer todo lo posible que esté a nuestro alcance. Los cuidamos como si fueran nuestros hijos o un familiar directo. Muchas veces la familia y la mamá, frente a esta situación no esperada, para la que no estaban preparados, se alejan, dicen que no lo van a tocar, porque las enfermeras lo hacemos mejor. Es ahí donde, en un rol directo, las enfermeras vamos ayudando de a poquito, preguntando ¿hoy te animas a qué? ¿A agarrarle la manito? ¿Hablarle? Hacelo; mañana vas a animarte a cambiarle el pañal y alguna otra cosa. Así vamos integrando a la mamá y a toda la familia con este nuevo integrante”.

 
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