Escribo la presente a fin de relatar los hechos acaecidos en el Hospital local en la madrugada de hoy.
Siendo la 1 de la madrugada y estando en mi domicilio, comencé a sentirme mal, rara, me faltaba la respiración, sentía que no podía enviar aire a mis pulmones, se me secaba la boca y no podía tragar, traté de tranquilizarme, utilizar diferentes técnicas de respiración, caminar por la vereda, respirando hondo, pero nada de esto surtió el efecto que yo deseaba, tal es así que en esas circunstancias decidí acudir a la Guardia, siendo, según me dijeron, aproximadamente las dos de la madrugada. No quisiera tener que haberlo hecho, porque lo que sentí desde que entré es que sólo había ido a interrumpir la tarea de alguno del personal, que era “dormir”.
Quién nos recibe, fui acompañada; lo que único que necesitaba eran mis datos, en tanto que le explicaba que tenía la sensación de morirme y que necesitaba un doctor, al rato de repetirle lo mismo varias veces llama a alguien y me hace pasar a la guardia. Minutos después llega ese alguien, tambaleante, acomodándose el pelo e intentando colgarse el estetoscopio, sin poder hacerlo, echando a quien me acompañaba, para quedarse sola conmigo, quitarme de malos modos el vaso de agua que tenía (ya que me ayudaba con la sequedad de mi boca) y preguntarme si mi problema era porque me había peleado con “ése”… a lo que respondo que no y me dice: “…bueno. Bueno. Dejá de llorar…- Intento irme porque me siento maltratada y es ahí que llegan dos ángeles, que son las enfermeras, quiénes me contienen, me ponen oxigeno, me dan la medicación que correspondía, hablan conmigo y me puedo calmar de mi ¿ataque de pánico?, ¿ansiedad?¿dolor irresistible por la pérdida de un ser amado el día anterior?, no sé que fue porque esa “señorita”, de apellido parecido a Ramis o algo así, no podía con su estado menos conmigo y no se acercó a mí para ver qué era lo que yo tenía o cuál era mi estado.
Salí del box, pasé por recepción, pagué lo que correspondía y me retiré a mi casa con una terrible sensación de estar en manos de seres que no están aptos para ejercer determinados cargos o puestos.
Yo no creo que quienes por circunstancias extremas, debamos concurrir a un centro de salud, debamos pasar por semejante atropello, semejante maltrato, ¿cuál fue mi pecado? Interrumpir su ¿“sueño”?, llegar cuando no debía. Yo me pregunto ¿quién controla el estado de los médicos de guardia? ¿Son personas preparadas para ejercer esa función?
Vuelvo a destacar el rol de las enfermeras, esos seres de Luz que te acompañan en las peores circunstancias y que tienen una sonrisa para darte, una mano para acariciarte, un abrazo infinito para ellas, que están cuando más las necesitas, respecto del resto del personal, lo dejo en manos de quien corresponda y supervise si están cumpliendo con su función.
María Claudia Desch
DNI 18427898