Marcelo Brodsky llegó a la ciudad durante el último fin de semana con sus padres, su hijo a reencontrarse con sus afectos y consigo trajo una muestra de fotografías que pone a disposición del espectador situaciones y recuerdos que permanecen en la memoria de quienes han sufrido directamente la perdida, desaparición o persecución propia o de algún familiar durante la dictadura militar en Argentina.
Hijo del apreciado oftalmólogo Dr. Mauricio Brodsky vino además a reencontrarse con su historia familiar, por eso compartieron los integrantes de 4 generaciones de la familia una reunión en la Sociedad Israelita de nuestra ciudad y por la noche participó de la inauguración de la muestra donde pudimos registrar la presencia del Dr. Rubén Luis Brodsky, esposa e hija, sus primas Irene y Mabel con su madre Dagna, entre otros integrantes de la familia y apreciar inclusive trabajos testimoniales de la llegada de sus abuelos a Coronel Suárez con documentos y pasaportes que marcan su derrotero por el país.
Pero lo testimonial en la muestra que se inauguró el sábado en Isidoro involucra al propio Brodsky por la ausencia de su hermano, al que puede verse en las fotografías y alrededor del cual esta parte del recorrido y el contenido, como el inmenso Río de la Plata donde los cuerpos de las victimas del terrorismo de estado eran arrojados en los denominados “Vuelos de la muerte” programados por el régimen militar de 1976 donde podemos advertir en la cobertura del acto a Marcelo explicando el entramado de sus obras ante la atenta mirada de Sara, su madre.
En ese Río de la Plata por donde llegaron sus abuelos y donde se pierde un hermano y tantos otros, por lo cual su presencia en nuestra ciudad, sus fotografías nos acercan aun más a testimonios verdaderos siempre con la absoluta fidelidad de sostener en el tiempo una voz entre tantas a favor del recuerdo y la justicia.
Como se repite en miles de hogares de Argentinos, en las fotografías de Marcelo, queda un espacio vacío, el recuerdo que seguramente sustituye la presencia física por estas imágenes que son el nexo para comunicarnos y conocer, otra historia de los 30 mil desaparecidos.
Conmueve una gran ampliación de una fotografía de 1967 donde se encuentran los compañeros de Brodsky del primer año del Colegio Nacional de Buenos Aires, es un gran conjunto de retratos con algunas inscripciones que van guiando al espectador sobre cada uno de los alumnos con la triste descripción de sus destinos.
Marcelo Brodsky nació en Buenos Aires en 1954 y se formó como fotógrafo durante su exilio en Barcelona en la misma época de la desaparición de su hermano.
Pega muy fuerte escucharlo lo mismo que a su padre hoy con casi 90 años, marcando en las imágenes fotográficas el cruel momento que toda una familia debió soportar, pero deja como contrapartida el mensaje de esperanza refugiados en el arte como una sanción de una etapa dolorosa, que no se olvida y solo con justicia nos permite mirar el futuro con otra perspectiva en esta vida en democracia que hemos seguido, aun con imperfecciones, pero en democracia, donde a nadie se nos condena, solo por pensar distinto.