Servicio Meteorológico Nacional - Coronel Suárez.
Imprimir - Atrás

Matías Michelini, un enólogo de lujo en la 5º Feria de Vino y Arte organizada por Lo de Joaquín Alberdi.

Habló de su técnica para elaborar nuevos vinos.
Es graduado en enología y creador de grandes tanques de fermentación de cemento con forma de huevo.
Lo que se dice un revolucionario en su especialidad.
Joven y profeta en su propia tierra de Tupungato.
Argentina sigue creciendo como productor de vino.
“Sus vinos son para siempre, no son una moda”.

Una gran personalidad estuvo presente este fin de semana en la ciudad de Coronel Suárez, especialmente invitado por Joaquín Alberdi para participar de la 5º Feria de Vino y Arte que se lleva a cabo en las instalaciones de la Sociedad Rural de Coronel Suárez.
Matías Michelini es una gran figura en el mundo del vino nacional, lo que se dice un inventor y en este sentido podemos apreciar que algunos de sus vinos los hace en grandes tanques de fermentación de cemento con forma de huevos. Él mismo los mandó a diseñar luego de verlos en Europa y ahora varias bodegas han empezado a utilizarlos.
Pero, ¿quién es Matías Michelini? Es un graduado en enología en la escuela vitivinícola Don Bosco y desde muy joven trabajó en bodegas como Luigi Bosca, Doña Paula y Finca Sophenia, en la que continúa en la actualidad. Los caminos lo llevaron a la consultoría de proyectos como Zorzal Wines y bodega Tupun. Además está desarrollando, desde 2009, su propio proyecto llamado Passionate Wine, en Valle de Uco.
Él se define como “casi salvaje desde pequeño, muy inquieto. El terror de mis padres. La libertad fue desde chico mi pilar fundamental, el amor por la naturaleza, la vida al aire libre. Siempre estaba con los sentidos atentos a lo que pasaba en el mundo exterior, pero con los pies bien puestos sobre la tierra”.
Pero confiesa que a los cinco años se puso una capa y se lanzó desde una ventana pensando que iba a volar como Superman y, obviamente, terminó estrellándose contra el suelo.
Su mamá es española y su papá hijo de italianos. “Mi abuelo era viticultor italiano y él tenía una viña en Maipú. Pero mi abuela obligó a mi papá a estudiar porque en aquella época el trabajo de la tierra era ingrato. Así que nadie siguió los pasos de mi abuelo y cuando falleció vendieron la finca”, cuenta Matías.
“Cuando era adolescente me gustaban la veterinaria y la medicina, pero como no me decidí me metí a enología, para no perder el tiempo. Mis padres siempre me apoyaron y elegí la carrera más que nada porque quería estar en contacto con la tierra, no porque me gustara el vino, específicamente. Mientras estudiaba en Don Bosco un profesor me ofreció que lo ayudara en la cosecha. Así hice tres Vendimias con él y ahí fue que me enamoré de la Enología y ver cómo se transformaba el jugo de uva en esa bebida milagrosa”, rememora.
Con respecto a trabajar en bodegas que comercializan masivamente sus productos, Matías explica: “Cuando las bodegas necesitan ser exitosas comercialmente te empiezan a poner modelos de vinos que tenés que hacer. No podés hacer el que a vos te parezca, le podés poner tu impronta pero siempre estás buscando lo que le gusta al mercado. Y con mi proyecto quería empezar a hacer vinos que no persiguieran ninguna moda y que fueran los vinos que hablaran del terruño. En 2009 empecé a hacer mis primeros vinos, Montesco Passionate Wine”.
Empezó produciendo 4.000 botellas sin un objetivo comercial, pero cuenta que cuando el vino estuvo en el mercado le duraron dos meses en la mano. “Así empecé, después me compré una finca en Gualtallary y la planté. De allí hago un Sauvignon Blanc y un corte Malbec-Bonarda. Todo se comercializa a nivel nacional. El año pasado vendí 30 mil botellas, así que estoy feliz”, comenta el enólogo.
“Esta vida maravillosa siempre tiene un regalo, un milagro aún más grande del esperado, un sinfín de nuevas oportunidades, desafíos, inquietudes, sabiduría, novedades. Tanto es así que he vuelto a reunir parte de la familia en Tupungato, donde Gerardo y Juan Pablo, mis hermanos, decidieron acompañarme en este mundo de pasiones viníferas incontroladas. Juntos creamos una nueva bodega, casi sin reglas, donde cada uno puede expresar su máximo potencial y lo más importante, quizás, con libertad, aunque con esfuerzo, honestidad y dedicación como nuestro padre, Rufino, nos enseñó desde pequeños”.
Pero por si fuera poco, Matías empezó a experimentar vinos en huevos de cemento: “Están buenísimos. Vi que había una fábrica en Francia y otra en California, donde los hacían y que bodegas muy chiquitas estaban empezando a vinificar en estos huevos con resultados muy buenos. Llamé a esas fábricas para ver si podía traer unos, pero eran tremendamente caros. Comprar un huevo te costaba lo mismo que comprar tres tanques de acero inoxidable. Un día se me ocurrió llamar a Daniel Moreno, que hace piletas de cemento para las bodegas y le pedí que me hiciera un huevo. Cuando se lo dije me cortó el teléfono y a los 10 días me llamó para decirme que me lo iba a hacer. Así, este año tuvimos el primero hecho en Argentina. Por la forma que tiene el huevo el vino está siempre en movimiento y la temperatura es la misma en todos los puntos y es una crianza muy especial la que hace”, cerró Michelini sumamente entusiasmado con este original tanque del cual nos habló mientras recorría la Feria, acompañado de Joaquín Alberdi, quien no ocultó su admiración por semejante personalidad que engalanó el evento y donde afirmó que sus vinos “no son una moda, son casi para siempre”, y opinó que Argentina “por sus tierras y sus climas crece como productor de vino con un buen posicionamiento internacional”.

- - La Nueva Radio Suárez - - 101.3 Mhz. - - LRM 818 - 02926-430005 - -