Servicio Meteorológico Nacional - Coronel Suárez.
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Epecuén, el final de una época de esplendor.

Solo ruinas de un pasado sepultado donde las aguas se han retirado en un 90%.
En su momento de mayor preponderancia funcionaron 220 establecimientos, entre hoteles, residenciales, boliches y pensiones.
El furor de los baños termales hasta su inundación final en 1985.
Testimonios gráficos actuales.

Armar un tour por las ruinas del Lago Epecuén, en jurisdicción de la ciudad de Carhué, Partido de Adolfo Alsina, es encontrarse con un pasado salitroso donde solo quedan los vestigios de la época de esplendor de los baños termales, donde gente de todo el país y la región visitaba este punto turístico por excelencia.
Ahora ruinas, solo se mantienen en pie las aberturas y el hierro sólido y roído de rejas, verjas, metales, cocinas de los hoteles; lo demás esta derrumbado, donde solo se puede advertir azulejos, entradas definidas de lo que fueron los establecimientos hoteleros, las farolas vencidas oxidadas en las calles que fueron y un desolador panorama que aterra, como mudo testigo de la inundación que se inició en la madrugada del domingo 10 de noviembre de 1985.
Ese día se rompió el terraplén que protegía al pueblo, que por ese entonces tenia una población estable de unos 1500 habitantes que perdieron todo, la Villa Turística fue evacuada, no quedó nadie, solo lo material en domicilios particulares, hoteles y un gran centro comercial que el agua destruyó o se llevó.
A partir de allí el lago subía un centímetro diario y en 15 días Epecuén tenia dos metros de agua salitrosa que terminó con 10 metros en 1993 y en la actualidad solo quedan las ruinas de un pueblo que se concentraba en 20 manzanas, donde desde la fundación el 23 de enero de 1921 hasta el final terrible con gran impacto social, económico y emocional supo tener una capacidad hotelera de hasta cinco mil camas, donde hubo hasta 220 establecimientos, entre hoteles, residenciales, pensiones, salones de bailes como el famoso Bin Ban Bun, donde tantos suarenses han pasado los mejores momentos en sus vacaciones en un punto termal que era orgullo por sus bondades.
Hoy todo blanco, todo derruido, como lo demuestran estas imágenes bien actuales de lo que quedó.
El agua se retiró en un 90%, ya que solo quedan algunos elementos que son propios del balneario, con sus contornos, piletas, sillones, fogones y otros sectores del nivel de esparcimiento.
De la Villa Epecuén solo quedan tristes recuerdos y un panorama desolador.

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