Mientras la Biblioteca Popular Infantil se sostiene con el aporte de los socios, que abonan una cuota que este año no tuvo aumentos, porque sus directivos no quieren que esto sea motivo para que ningún asociado se borre (cabe aclarar que la cuota es verdaderamente mínima), a lo que suma el aporte voluntario, muchas veces anónimo, de gente que colabora con dinero para llevar a cabo los proyectos y pagar parte del mantenimiento de la institución, la Provincia de Buenos Aires no paga los $3.000 que tendría que aportar por mes, que es el sueldo de la bibliotecaria.
Quien debe hacer este aporte –se trata de una biblioteca popular- es la Dirección General de Escuelas y desde el mes de mayo no envía los fondos para hacer frente a este compromiso.
Mientras tanto también se debe pagar mensualmente la luz y el gas, entre otros gastos, cuando se trata de una institución que contribuye a la educación y la cultura, que iguala oportunidades para todos, especialmente para aquellos que no pueden comprar libros o, pudiéndolo hacer, no alcanzan a disponer de todas las novedades que ofrece el mercado.
Y todos sabemos que con más educación y más cultura está el camino para que países en desarrollo como el nuestro puedan llegar a desarrollarse plenamente, brindando mejores oportunidades a sus ciudadanos.