La obra, con un marcado e inconfundible estilo propio, está acompañada por poesías de la misma artista. Tanto las obras como las poesías manifiestan un amplio mundo interior cargado de emotividad, profundidad, misterio y magia.
El nombre de la muestra “Como el agua” es una metáfora que utiliza la artista para referirse al hombre y a su estado de consciencia con respecto a la realidad en la cual está inmerso, una realidad que muchas veces lo envuelve, lo condiciona y lo encapsula volviéndolo inflexible y rígido.
El agua nos invita a recordar que el fluir es el mejor estado interior que podemos imitar y alcanzar, que el cambio y la flexibilidad provocan crecimiento, en cuyo proceso se nos abren nuevos caminos y por tanto nuevas posibilidades; posibilidades que se vuelven infinitas.
Ser como el agua es la enseñanza que nos deja esta obra, alcanzar ese estado sublime en donde el líquido cambia de forma y se adapta a distintas situaciones, siempre en busca de conocimiento, movidos por la curiosidad y las ganas de comprender un poco más el mundo que nos rodea para así poder transformarlo, siempre a partir de nuestro propio conocimiento, es decir, desde adentro hacia afuera.
Indiscutiblemente en esta obra arte y filosofía van de la mano. Una propuesta que provoca en el observador una movilización interna, una introspección y una búsqueda y en el mejor de los casos un encuentro.