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Repercusión por el caso de Catalina Recuna expuesto públicamente por La Nueva Radio Suárez.

Se sumó también la opinión de la mamá de Amparo Arroquy.
Dice La Nueva Provincia en su portada: "Debate por la comunión de dos niñas con síndrome de Down".

Los padres denunciaron que fueron discriminadas por el párroco local, quien pidió someterlas a una evaluación especial para determinar si pueden recibir el sacramento. Desde la parroquia, sin embargo, se adujo que se actuó de acuerdo con lo que exige el Código de Derecho Canónico. El caso estalló en las redes sociales.
Un intenso debate se abrió en esta comunidad, en los últimos días, a raíz del caso de Catalina Recuna y Amparo Arroquy. Es que el párroco local Diego Kessler dispuso, como requisito para que ambas niñas puedan tomar la primera comunión, que superen una evaluación especial, dado que padecen síndrome de Down.
Si bien desde la parroquia suarense no se han emitido declaraciones, allegados al sacerdote Diego Kessler señalaron que el único objetivo que se persigue es cerciorarse de que las niñas --que tienen 11 años de edad y están recibiendo catequesis hace meses-- entienden el significado del sacramento de la comunión, tal como exige el Código de Derecho Canónico de la Iglesia.
Para las familias de Catalina y Amparo, sin embargo, la decisión del párroco encierra "un cierto grado de discriminación", y ya instalaron el caso en las redes sociales.
También prometen llegar ante las máximas autoridades eclesiásticas del país, pese a que el sacerdote Antonio Vedelini, de Pueblo Santa María, ya se comunicó con la familia Recuna para indicarle que él está dispuesto a darles la primera comunión sin pedirles más requisitos que al resto de los niños que recibirán el sacramento.
"Catalina, podemos asegurar, tiene muchos menos pecados que el más comprometido de los católicos. Su corazón es noble", aseguraron los padres de la pequeña.
Su padre, Carlos, dijo ayer estar seguro de que su hija sufrió "un acto de discriminación".
"El padre Diego dijo que había que evaluarla especialmente, pero mi hija sabe bien cómo son las cosas. No queremos que se sienta mal. Ya nos habían comentado que el padre Diego no quiere darle la comunión a los chicos especiales y, por eso, para que no se la dé de mala gana, fuimos a ver al padre Antonio", contó.
Carlos recordó que el primer disgusto lo sufrieron en una reunión de padres e hijos, durante la cual el sacerdote les dijo que la situación de Catalina era "un tema para hablar en privado". Luego, cuando Fernanda --la mamá de la niña-- le preguntó al respecto, el padre Kessler les respondió que debía evaluar si podía o no tomar el sacramento.
"Nos dijo que tenia que asegurarse que la niña distinguiera entre un pedazo de pan y la ostia", contó la mamá.
"A nosotros eso nos puso mal e inmediatamente planteamos el tema en las redes sociales, donde recibimos el apoyo de todos nuestros conocidos", completó Carlos.
El vecino dijo que lo ocurrido no va a provocar que se alejen de la fe católica, sino todo lo contrario.
"En estos días representantes de otras religiones se acercaron para demostrarnos su solidaridad y nos ofrecieron sus espacios religiosos, cosa que agradecemos mucho, pero seguiremos creyendo y profesando nuestra fe católica", recalcó.
Bendición
Tanto la familia de Amparo como la de Catalina aclararon ayer que nada tienen que ver con su enojo los colegios a los que concurren sus hijas, dado que desde un primer momento las recibieron con los brazos abiertos y han puesto todo lo necesario al alcance de niñas para que su educación sea la mejor.
También dijeron que sus hijas han recibido "amor y comprensión" por parte de quienes dictan los cursos de catecismo, y que el problema fue, únicamente, lo que les manifestó el padre Kessler.
"Este sacerdote plantea que no sabe si les va a dar la comunión a las niñas porque tienen síndrome de Down, y porque para tomar la comunión se necesita saber diferenciar una ostia de un pan", se lamentó Agustina Garrós, madre de Amparo.
"Lo que no sabe este sacerdote es todo lo que lucharon nuestras niñas por vivir, debido a los problemas de salud propios de sus patologías. Tampoco sabe que los niños especiales vinieron a este mundo para enseñarnos lo que es amar. No tiene la suerte ni la bendición de tenerlos en su casa, porque no entendió que en ellos esta Dios", agregó.
Dijo, además, que bendice a Dios por haberle dado una hija con necesidades especiales.
"Ella es la que me enseña, día a día, lo que es verdaderamente valioso", confió.
A principios de este año, Agustina había escrito en la red social Facebook que su hija estaba haciendo "su primer año de catecismo con una emoción enorme, vivenciando cada momento".
De qué se trata
La primera comunión es un ritual sacramental de la Iglesia Católica por medio del cual una persona participa, por primera vez, del sacramento de la Eucaristía; es decir, recibe el cuerpo y la sangre de Cristo. Es uno de los actos de fe más importantes de la Iglesia.
Requisitos
El Código de Derecho Canónico (CDC) establece que, para que pueda administrarse la Eucaristía a los niños, "se requiere que tengan suficiente conocimiento y hayan recibido una preparación cuidadosa, de manera que entiendan el misterio de Cristo en la medida de su capacidad, y puedan recibir el Cuerpo del Señor con fe y devoción".
Uso de razón
El CDC también determina que "corresponde al párroco vigilar para que no reciban la santísima Eucaristía los niños que aún no hayan llegado al uso de razón, o a los que no juzgue suficientemente dispuestos".

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