Silvia Menéndez es una conceptuada Psicóloga de la ciudad de Coronel Suárez. Hace unos 20 días atrás regresó de participar en Colombia del Congreso Internacional de la Gestalt que se lleva a cabo cada dos años y que en esta ocasión tuvo lugar en ese país.
Consultada explica que “la Gestalt es un tipo de terapia psicológica, nace alrededor del 1950, en disidencia con el Psicoanálisis. Nosotros decimos que más que una terapia es una manera de ver la vida. Tiene un concepto holístico, totalizador, que la sostiene. Nosotros contemplamos al individuo en su totalidad: cuerpo, mente, espíritu, trascendencias y su ser social. Tenemos un modo de conectarnos con el paciente diferente a otras terapias, lo hacemos a través de la emoción. Por eso estos congresos a los que asistimos son muy ricos, movilizadores, trabajamos cada uno sobre su propia persona. Si no nos conectamos como terapistas con nuestra propia emoción no podemos entender al otro y ayudarlo a que se conecte con la suya”.
Cuenta la Psicóloga consultada que “este año en el Congreso tuvimos la ventura de tener una invitación a hacer una actividad de pre Congreso que fue una experiencia muy particular: ascender a la ciudad perdida de Teyuna, que está en lo alto de la Sierra Nevada, al lado de la ciudad de Santa Marta, cerca de la ciudad de Cartagena (a 120 kms. aproximadamente). Esa propuesta nos llevó 6 días de campamento, 5 días de caminata. Esa actividad fue una peregrinación, ya que el Congreso la tomó como una acción conducente al ablande de tu propia emoción, para que encontremos lo que le pasa al terapeuta cuando está en silencio y en soledad, conectado con su propia emoción. Lo cuento y me emociono, porque estaba ávida de silencio: vivo rodeada de palabras y de la emoción del otro y fui a este viaje sabiendo que iba al encuentro de mi ser. Y eso me emocionó y me emociona. Nunca pensé que iba a ser tan bello el regreso, porque se vuelve en una sensación de éxtasis, de tranquilidad, de paz profunda, que uno sabe que la va perdiendo en la vida diaria, pero me doy cuenta que quedó un resto, como si tuviera un caramelo que todavía puedo seguir disfrutando”.
Resume que la experiencia de “ir hacia la ciudad perdida, y luego los 4 días de Congreso, fue la posibilidad de encontrarme conmigo mismo. Ese es el encuentro con el ser que intentamos trabajar en Gestalt: bajar del ego y llegar al ser que es lo más genuino de nosotros”.