Dos adolescentes de 17 años fueron hallados culpables y condenados a penas de prisión por el asesinato del camionero suarense Rubén Alfredo Cejas (48), quien a principios de 2012 fue ultimado de un balazo en un descampado de la avenida Arias y Piedra Buena, en el barrio Rucci de Bahía Blanca.
Uno de los menores fue imputado como coautor del homicidio y se le impuso la pena de cinco años de encierro, mientras que al otro se le fijaron tres años de prisión, como partícipe secundario del hecho.
El fallo fue dictado por el Tribunal de Responsabilidad Penal Juvenil, integrado por los jueces Guillermo García Pereyra, Alicia Ramallo y Esteban Usabiaga, quienes dispusieron que el primero de los individuos, que llegó al debate en libertad, permanezca en esa situación hasta que la sentencia quede firme.
El otro encausado, a quien la Cámara de Apelación y Garantías en lo Penal le había confirmado la prisión preventiva, se encuentra alojado en un instituto de régimen cerrado.
Otro de los procesados por el asesinato, Mauricio Ezequiel Mardones, de 19 años, fue sentenciado a fines de marzo último, a once años y medio de prisión, como autor material del asesinato.
La sanción le fue impuesta por el juez Mario Lindor Burgos, del Tribunal en lo Criminal Nº 1, en el marco de un juicio abreviado, al que se llegó por acuerdo entre el fiscal Christian Long y el defensor oficial Jorge Sayago --con aceptación del encausado--, sobre la calificación del delito y la pena a imponer.
Feroz ataque.
El trágico hecho se descubrió alrededor de las 21 del viernes 3 de febrero del año pasado, luego que reiterados llamados al 911 alertaran sobre un presunto robo y disparos en la zona del barrio Rucci.
Poco después, un móvil policial se presentó en un descampado de la Avenida Arias, a la altura de la calle Luís Piedra Buena, donde se hallaba estacionado un camión Mercedes Benz, en cuya cabina se encontraba el cadáver de Cejas.
La víctima recibió un impacto de bala que ingresó a la altura de la segunda costilla izquierda y le causó lesiones mortales.
Los investigadores establecieron que el chofer había llegado solo al lugar y se hallaba limpiando la cabina del vehículo, cuando lo sorprendieron los malhechores, que le habrían sustraído el teléfono celular.
Avanzada la pesquisa, recayeron sospechas sobre Mardones como presunto ejecutor del crimen, en base a testimonios que lo ubicaban junto a la cabina del rodado de la víctima, mientras que otros dos individuos habían permanecido en la parte trasera del camión.
En inmediaciones del lugar del hecho se incautó el revólver empleado en el mortal atraco, que tenía pedido de secuestro de la policía de Llavallol, en el Gran Buenos Aires.
Varias personas que declararon en la causa ubicaron a los imputados en el lugar del homicidio, entre ellas un testigo de identidad reservada, quien los observó en una cancha de fútbol ubicada en esa zona y que los conocía de juntarse allí a beber y drogarse.
Según el declarante, en determinado momento los sujetos se dirigieron al camión y poco después se escuchó la detonación de un disparo y vio a Mardones huir en una bicicleta hacia el barrio Gris (Villa Parodi).
Otro testigo dijo haber visto a los jóvenes en el sector, señalando que dos de ellos permanecieron parados en la parte trasera del camión, mientras que Mardones caminaba hacia la cabina.
Fuente La Nueva Provincia.