El martes por la mañana en la Escuela Especial, mientras una de ellas permanecía en el salón terminando de dar de comer a alguno de los niños, la otra ayudaba al resto a subirlos al transporte para llevarlos de regreso a su casa, y probaban un complemento al cinturón de seguridad para que los chicos viajen más correctamente en la combi.
Consultadas sobre la labor que llevan a cabo todos los días, explicaron que “la multidiscapacidad es el trabajo con niños con discapacidades severas; aquí tratamos que los chicos puedan ser lo más independientes posibles, en una actividad que nos plantea múltiples retos”.
Sobre el particular especifican Carolina Echeverry y Cecilia Fernández que “los retos son para nosotros y para los papás. Apuntamos mucho a trabajar con las familias, para pensar entre todos qué es lo que necesita su hijo para trabajar entre familia y escuela en la búsqueda de cosas posibles. Pensemos que para lo que a los demás es simple, para ellos es bastante complejo. Lo que muchos hacen solos estos niños necesitan nuestro apoyo, pensando siempre en la manera en que sean lo más independientes posibles”.
Y cuando los logros sobrevienen “la satisfacción es inmensa. Al identificar una necesidad, servirles de apoyo a las familias desde nuestro rol y ver el logro concretado uno siente que va por el buen camino. Si bien a veces hay que tener mucho tiempo para que esos logros sucedan, cuando se alcanzan el corazón se nos sale de alegría”.
Consultadas en torno a lo que les gustaría de la sociedad, expresan que “la integración, no esperando que los chicos hagan cosas fabulosas, sino que aprendamos todos a hacerles espacio, naturalmente, en los lugares comunes que habitualmente todos ocupamos”.
Se trata de dos maestras que evidentemente por su dedicación y empeño son muy, pero muy especiales.